06 - Universidad de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales


La Universidad de Buenos Aires (UBA) es una de las universidades más
importantes de Argentina, la misma cuenta con varias sedes distribuidas
en la Ciudad de Buenos Aires, entre ellas el predio de Ciudad
Universitaria donde se encuentran la Facultad de Ciencias Exactas y
Naturales, la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, y varios institutos
de investigación dependientes del CONICET.

En 1983, después de andar de vago un par de años y de haberme aburrido
con las materias básicas de la carrera de ingeniería electrónica en la
Universidad Tecnológica Nacional, y de lidiar con unos cuantos
“Analistas de Sistemas” durante mis primeros años como programador en
Microsoftware S.A. e instructor en IBM Argentina, ingreso a la Facultad
de Ciencias Exactas y Naturales para la carrera que en ese entonces era
Computación Científica, la que más tarde se convertiría en la carrera de
Licenciatura en Ciencias de la Computación.

Ese mismo año se producía también un cambio sumamente importante en la
Argentina, dado que después de varios años de estar bajo una dictadura
militar, el País finalmente concretaba su retorno a la democracia con la
asunción a la presidencia de Raúl Alfonsín tras ganar las primeras
elecciones libres desde el golpe de Estado en 1976.

A fines de 1983, y comienzos de 1984 el ambiente en la Facultad era
vibrante, existía una euforia contagiosa y un clima de participación sin
precedente, los grupos y asociaciones de alumnos proliferaban, pero
después de tantos años de constantes ataques por parte de la dictadura
militar al sector académico y científico, y el haber convertido a la
educación en algo que no era prioritario, los recursos con los que
contaba la Facultad eran escasos y la infraestructura bastante precaria.

Pero lo que seguro no faltaban eran ganas y mucho entusiasmo de aprender
y construir un futuro mejor.

En ese entonces la carrera de Computación Científica todavía dependía
del Departamento de Matemáticas. La Facultad contaba con un pequeño
centro de cómputos en el segundo piso del Pabellón 1, donde se
encontraba instalada una Digital VAX-11/750 que se utilizaba en forma
compartida entre servicios administrativos y prácticas de programación
para todas las carreras en Ciencias Exactas, y que también funcionaba
como el Instituto de Cálculo de la Universidad de Buenos Aires.

Contiguo al centro de cómputos existían dos cuartos con varias
terminales VT-100 conectadas a la VAX-11/750, donde nos apretujábamos
para poder usar por tiempo limitado las terminales para nuestras
prácticas de programación.

Al mismo tiempo se daba un cambio interesante en el área de informática,
con la disponibilidad de nuevas arquitecturas de mini computadoras y
computadoras personales, y también con la introducción de nuevos
conceptos y lenguajes de programación.




Hasta ese entonces FORTRAN era nuestra pesadilla cotidiana, COBOL y RPG
lo que algunos estábamos forzados a masticar para ganar unos pesos,
aunque BASIC de vez en cuando nos daba un respiro para algunas
aplicaciones, sólo algunos pocos murmuraban acerca del lenguaje C y
otros locos deliraban con ALGOL, ADA, SmallTalk, PROLOG, APL mientras
las tortugas ninjas se movían al ritmo de LOGO.


En 1984 se producía también una separación “virtual” de la carrera de
computación del Departamento de Matemáticas, la que oficialmente se
concreta en 1985 con la creación del Departamento de Computación. Aún
recuerdo discusiones interesantes de aquellas épocas sobre si realmente
computación era una ciencia o no.

A través de convenios con varias empresas proveedoras de equipamiento de
computación, como IBM, UNISYS, Fate Electrónica, etc., el Departamento
de Computación consigue obtener una serie de equipos, entre ellos
minicomputadoras y computadoras personales que llevan a la creación del
Laboratorio de Microcomputadoras, el que se ubica originalmente en el
área posterior al cuarto de terminales del centro de cómputos en el
segundo piso del Pabellón 1.

Con la creación del Laboratorio de Microcomputadoras se abre la
oportunidad para que varios estudiantes apliquen para formar parte del
grupo de asistentes de laboratorio.

Motivado por la curiosidad, interés de aprender más, y poder acceder a
usar los recursos del laboratorio, aprovecho esta oportunidad, y junto
con otros compañeros pasamos a formar parte del equipo de ayudantes de
laboratorio (nuestro cargo “oficial” era Ayudante de Segunda, pero yo
siempre solía bromear por lo jovencitos y “verdes” que estábamos que en
realidad éramos Ayudantes de Cuarta).

El salario como era de esperar, una miseria, pero a la larga terminó
siendo una experiencia única, que tanto para mí como para otros abrió
muchas puertas y definió nuestra carrera profesional.

Allí en el Laboratorio de Microcomputadoras es donde comenzamos junto
con Nicolás Baumgarten (alias Nico) y Néstor Felippone a meternos más en
la arquitectura de las primeras computadoras personales, como la IBM PC,
MS-DOS, sacarle al jugo a BTOS en una mini de Burroughs donde hacíamos
las prácticas de programación en PASCAL, etc.

Nico ya tenia experiencia de trabajar con PCs y todos esperábamos con
ansias su llegada porque siempre en su cajita de diskettes traía alguna
que otra novedad, Néstor ya trabajaba programando en microcomputadores
con CP/M-86, y yo venia con mi experiencia de trabajar en distintos
equipos y varios sistemas operativos, y en particular de programar en
Assembler con varios micros, entre ellos el famoso Intel 8088 y más
tarde el 8086.

Durante el día en la facultad, aparte de asistir a clases y cumplir con
nuestras responsabilidades como ayudantes, realmente nos quedaba poco
tiempo para sacarle provecho a los recursos del laboratorio. Se
convirtió entonces en una rutina bastante frecuente, el que con Nico y
Néstor nos juntáramos después del horario regular de clases a cenar en
los viejos carritos de la Costanera para luego pasarnos toda la noche en
el laboratorio.

Mientras que con Nico y Néstor digeríamos nuestros choripanes, y
hacíamos el mejor esfuerzo para no caer dormidos esperando que la veloz
impresora de matriz de puntos de la PC terminara de imprimir, Julián
Dunayevich y Mauricio Fernández comenzaban su excelente tarea para
introducir el sistema operativo Unix y el lenguaje de programación C,
ellos también pasaban largas horas en el laboratorio.

Aun cuando al día siguiente anduviéramos dormidos como zombis y con
ojeras que nos llegaban hasta las rodillas, el conocimiento y
experiencias que acumulábamos con cada noche de desvelo, culminarían
convirtiéndose en una oportunidad de aprendizaje invaluable.

A través de un convenio con Fate Electrónica, el laboratorio obtuvo un
par de computadoras personales NEC APC III y APC IV, y por medio de
UNISYS una mini tower NCR (a la que a veces había de darle cuerda para
que booteara), todas ellas con distintas variantes de Unix.

Cabe destacar y agradecer la predisposición de las autoridades del
Departamento de Computación el haber confiado en nosotros y permitido
que utilizáramos los recursos del laboratorio.

En lo personal tuve la fortuna de haber vivido experiencias similares
cuando en los últimos dos años en el Colegio Industrial Pío IX, el
rector nos permitió junto con otro compañero pasar la mayor parte de
nuestras horas de clases en los laboratorios de electrónica aprendiendo
y experimentando con electrónica digital y microprocesadores, o durante
mi paso por las escuelas de la división de Servicios Generales de IBM
Argentina donde cotidianamente esperaba a que se cerrara el salón de
ventas para utilizar los equipos que durante el día los vendedores
usaban para hacer demonstraciones.

Después de tantos años, me dio mucho gusto saber que el 22 de Agosto de
2007 (el día de mi cumpleaños) Vint Cerf daba una de sus formidables
charlas sobre Internet en el Aula Magna del Pabellón I de la Facultad de
Ciencias Exactas y Naturales, exactamente un piso más abajo de donde se
encontraba el Laboratorio y nuestro famoso "cuartito" del cual hasta el
día de hoy no me he enterado que las paredes "hayan hablado".