«Libertad para Julian Assange»

 Todos seremos responsables de su destino final si no
 detenemos lo que está sucediendo ahora. Lo que le está
 sucediendo a Assange es un delito y hay que conseguir su
 liberación

 Por Edward Snowden
 31/10/2021

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 Muchas gracias, es un placer estar aquí con vosotros,
 aunque no es fácil. Todavía me cuesta entender cómo podemos
 estar aquí después de tantos años. Se han contado tantas
 cosas, se ha criticado tanto, ha habido tantas decepciones,
 y ¿qué hemos conseguido?, ¿ha sido constructivo?, ¿es una
 victoria para nosotros?, ¿para el Estado?, ¿para la
 humanidad?, ¿para nuestros derechos? 

 Cuando hice mi denuncia en 2013 dije que lo hacía porque
 teníamos el derecho a saber lo que se nos está haciendo y
 lo que nuestros gobiernos hacen en nuestro nombre. La
 amenaza ya existía, y cuando miras lo que ha sucedido en el
 mundo desde entonces parece que esa tendencia se está
 acelerando. ¿Seguimos teniendo ese derecho?, ¿seguimos
 teniendo cualquier derecho si no lo defendemos? Pues bien,
 ahí está alguien que dio la cara para proteger ese derecho,
 que lo defendió enérgicamente, con un coste personal
 extremadamente alto, y ahora nos toca a nosotros defender
 sus derechos. Lo que estamos presenciando es un asesinato
 del que nadie habla. 

 Quiero decir que me cuesta mucho comprender este
 espectáculo, cómo la prensa de un país o cómo el mundo
 desarrollado es cómplice, con pleno conocimiento, de un
 crimen no solo contra este hombre, sino contra el interés
 público. Sin embargo, en estos momentos todos podemos ver,
 todos podemos sentir que es tan real como los zapatos que
 llevo puestos. 

 Miremos donde miremos, ya sea Afganistán, la economía, la
 pandemia, o la vigilancia omnipresente, lo evidente se ha
 convertido en indecible. Se ha vuelto indecible porque la
 verdad de nuestra situación podría utilizarse como prueba
 para defender los actos de los caídos en desgracia. Y para
 el gobierno de Estados Unidos pocas personas son tan
 representativas, son un blanco del odio, como Julian
 Assange. Se le acusa de ser un criminal político, algo que
 yo conozco bastante bien, pero se le ha acusado de la forma
 más pura de criminal político, por haber cometido el delito
 de elegir el bando incorrecto. Los cargos contra él no son
 más que una ficción legal sin ornamentos.

 Nos dicen que tenemos que creer que el Estado tiene poderes
 para decidir qué se puede decir y qué no, pero lo que pasa
 es que si lo toleramos, ¿hacia dónde nos lleva eso?, ¿qué
 somos?, ¿podemos decir que somos libres? Si hasta nuestro
 derecho para expresarnos, para comprender la realidad de
 nuestro mundo puede ser cercenado, podríamos mirar a través
 del velo y ver lo que podría ser la realidad del mundo,
 pero no se nos permitiría obtenerla. 

 Julian Assange no estaba de acuerdo, y los cargos en su
 contra se reducen a alegar que ha cometido el delito del
 periodismo, en primer grado. Es lo mismo, la publicación de
 materiales clasificados, que hemos visto en The New York
 Times o The Washington Post, pero añadiéndole una
 conspiración para conseguir lo mismo, que no es otra cosa
 que desvelar una verdad incómoda. 

 Pero algo diferencia a Julian Assange de los grandes
 periódicos de nuestro tiempo: su independencia. Julian
 Assange no es una persona a la que se le pueda decir “no”
 tan fácilmente. Recuerdo cuando hice mi denuncia en 2013, y
 presenté las pruebas de una vigilancia masiva: el gobierno
 de mi país había diseñado un mecanismo de vigilancia
 masiva, un sistema que se extendía por todo el mundo con la
 participación de Australia, Nueva Zelanda, Canadá y también
 el Reino Unido. Entre los periódicos de todos estos países
 que comenzaron a publicar todo esto, estaba uno que poseía
 los archivos originales, el Guardian, que tenía, y sigue
 teniendo, su sede en el Reino Unido. Y recuerdo leer un
 artículo (lógicamente no estaba allí en persona y con las
 informaciones de segunda mano nunca se sabe si te puedes
 fiar, dado el estado en que está hoy el periodismo), que
 decía que les contactó el gobierno del Reino Unido y les
 dijo: ya está bien, ya os habéis divertido bastante, pero
 ahora se acabó. Y tuvieron que mandar todo el material que
 tenían a Estados Unidos, a otro periódico amigo porque ya
 no tenían la total seguridad de poder continuar publicando
 sin temor a sufrir represalias. Y tenían razón: unos
 agentes británicos fueron al Guardian y destruyeron sus
 ordenadores (está todo grabado), pasaron amoladoras por las
 CPU para borrar cualquier rastro de que se hubieran
 publicado esas historias en el interior de la sala de
 redacción.

 Pues bien, Julian no se dejó intimidar y nunca lo habría
 hecho. Cuando vigilas tanto a una persona, como se le ha
 claramente vigilado y se sigue haciendo hasta el día de
 hoy, hasta en la cárcel, comprendes al menos algo sobre su
 carácter, comprendes cuál es su límite, sabes lo que
 costará doblegarlo. Y él nunca lo hizo. Antes morirá que
 doblegarse. 

 Siempre y sin falta se atrevió a decir lo indecible a pesar
 de la oposición en su contra, enfrentándose al poder, y eso
 es algo destacable y poco frecuente. Y por eso Julian
 Assange está en una cárcel en la actualidad. Si amas la
 verdad, y creo que todos los que estáis aquí lo hacéis, no
 estaríais escuchando esto, no estaríais viendo esto, no
 estaríais participando aquí, no os importaría esto, si algo
 en vuestro interior no os dijera que aquí está sucediendo
 algo importante. Y si os importa tanto como creo, entonces
 sois unos delincuentes del mismo tipo que Julian Assange.
 Según este gobierno, lo que te diferencia, lo que te separa
 de él no es más que el grado. Somos culpables de lo mismo,
 todos compartimos el mismo delito, somos… cómplices no
 imputados. 

 En la búsqueda por alumbrar los corredores del poder, todos
 compartimos ese deseo prohibido de que se haga justicia no
 solo con los instrumentos de estas situaciones oscuras de
 la condición humana que hemos escuchado durante todo el
 día: torturas, asesinatos extrajudiciales, guerras de
 agresión…, sino de ver cómo se hace justicia con sus
 promotores. Y debo decir, hoy aquí, que todos nosotros
 seremos responsables, y en mi caso sin el menor
 remordimiento, de su destino final si no detenemos lo que
 está sucediendo ahora. Lo que le está sucediendo a Julian
 Assange es un delito y hay que conseguir su liberación.

 Si vamos a liberar al mundo tenemos que liberar a Assange.

 Gracias y seguid siendo libres.

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 ## Vía
 https://ctxt.es/es/20211001/Firmas/37692/Edward-Snowden-libertad-Julian-Assange-Reino-Unido-Estados-Unidos.htm