He dudado bastante si escribir este texto o no. La semana que viene y donde
yo vivo teníamos vacaciones, igual que en muchos otros sitios se da periodos
de descanso regularmente a los alumnos (soy profesor).
Dos días antes de que empezara el fin de semana y nuestro merecido descanso
se nos anuncia que la semana de vacaciones ha sido suprimida. Podéis
imaginaros la decepción de mis alumnos y la mía misma. Las familias y
profesores que habían reservado unas vacaciones (quizá en Canarias que sigue
libre de Covid) se han quedado sin ellas y seguramente sin el dinero
gastado. Los padres que habían pedido unos días libres para poder estar con
sus hijos los han perdido.
La excusa para hacer esto es que los alumnos están más seguros en clase, que
como hemos cuidado bien de ellos, que se cumplan las normas sanitarias aquí
se producen menos contagios y los alumnos son fáciles de rastrear. Las
razones pedagógicas brillan por su ausencia, somos puramente el sistema de
guardería del gobierno.
Primera conclusión: como lo habéis hecho bien os quitamos las vacaciones. No
dan mucho motivo para seguir haciéndolo bien.
Segunda conclusión: el profesorado está agotado después del comienzo de
curso tan exigente, tantos cambios y tanta presión.
Yo he caído enfermo. Después de tantos días aguantando para cumplir con
exámenes y evaluaciones con el único consuelo de las cercanas vacaciones que
me iban a permitir descansar y mejorar mi sueño y mis digestiones no puedo
más. Mi médico me ha recomendado descanso y algunos medicamentos, no parece
que tenga nada que ver con Covid, así lo espero por mi y por quienes me
rodean pero no me siento nada bien en este momento.
Parece que los alumnos harán huelga toda la semana que viene, nosotros por
razones de plazos legales no podemos hacerlo hasta después.