## EL FUTURO

171. Pero supongamos ahora que la sociedad industrial
sobrevive las próximas décadas y que los microbios
a la larga salen del sistema, por lo que funciona
suavemente. ¿Qué clase de sistema será? Consideremos
algunas posibilidades.

172. Primero permítenos postular que los científicos
de ordenadores son afortunados desarrollando máquinas
inteligentes que pueden hacer todo mejor que los seres
humanos. En ese caso presumiblemente todo el trabajo lo
harán enormes sistemas de máquinas altamente organizadas
y no será necesario ningún esfuerzo humano. Cualquiera
de los dos casos puede ocurrir. Se puede permitir
a las máquinas que tomen sus propias decisiones sin
supervisión humana o se puede retener el control humano
de las máquinas.

173. Si se permite a las máquinas tomar sus propias
decisiones no podemos hacer ninguna conjetura hasta
los resultados, porque es imposible adivinar como se
comportarán. Sólo señalamos que la suerte de la raza
humana estará a su merced. Se puede argumentar que nunca
será tan estúpida como para entregar todo el poder a las
máquinas. Pero no estamos sugiriendo que la raza humana
voluntariamente transfiera el poder a las máquinas ni que
estas se apoderen de él deliberadamente. Lo que sugerimos
es que fácilmente se permita derivar a una posición
de tal dependencia que no tendría elección práctica
sino aceptar todas sus decisiones. Como la sociedad
y los problemas con que se enfrenta se vuelven más y
más complejos y las máquinas más y más inteligentes,
la gente dejará que tomen cada vez.más decisiones por
ellos, simplemente porque éstas conducirán a mejores
resultados que las hechas por los seres humanos. A la
larga se puede alcanzar una etapa en que las decisiones
necesarias para mantener el sistema en marcha serán
tan complejas que los seres humanos serán incapaces de
tomarlas inteligentemente. En esa etapa las máquinas
poseerán el control efectivo. La gente no podrá
simplemente apagarlas, porque tendrán tal dependencia
que desenchufarlas equivaldría al suicidio.

174. Por otra parte es posible que se conserve el control
humano sobre las máquinas. En ese caso el hombre medio
puede tener control sobre ciertas máquinas propias,
tales como su coche o su ordenador personal, pero el
control sobre grandes sistemas de máquinas estará en
las manos de una minúscula élite simplemente como es
hoy, pero con dos diferencias. Debido a la mejora de las
técnicas la élite tendrá mayor control sobre las masas
y, como no será necesario por más tiempo el trabajo
humano, las masas serán superfluas, una carga inútil
en el sistema. Si la élite es despiadada, simplemente
decidirán exterminarlas. Si son humanos, pueden usar
propaganda u otras técnicas psicológicas o biológicas
para reducir la tasa de nacimiento hasta que se extingan,
dejando el mundo a la élite. O, si ésta consiste en
liberales bondadosos, pueden decidir desempeñar el
papel de buenos pastores del resto de la humanidad. Para
esto, se encargarán de que todo el mundo satisfaga sus
necesidades físicas, que todos los niños se críen bajo
condiciones psicológicamente higiénicas, que todo el
mundo tenga una afición sana para mantenerlo ocupado
y que cualquiera que pueda estar insatisfecho reciba un
«tratamiento» para curar su «problema». Por supuesto,
la vida estará tan vacía de sentido que la gente tendrá
que estar diseñada biológica o psicológicamente, ya
sea para extirpar su necesidad por el proceso de poder o
para hacerlos «sublimar» su impulso por el poder en una
afición inofensiva. Estos seres humanos diseñados pueden
ser felices en tal sociedad, pero desde luego la mayoría
no serán libres. Habrán sido reducidos a la categoría
de animales domésticos.

175. Pero supongamos ahora que los científicos
de ordenadores no son afortunados desarrollando la
inteligencia artificial, por lo que el trabajo humano
seguirá siendo necesario. Aún así, las máquinas
cuidarán de cada vez más tareas simples por lo que
habrá un excedente de trabajadores humanos en los
niveles más bajos de habilidad. (Vemos que esto ya
está pasando. Hay bastante gente que encuentra difícil
o imposible encontrar un trabajo, porque por razones
intelectuales o psicológicas no pueden adquirir el nivel
de entrenamiento necesario para hacerse útiles en el
presente sistema. Para aquellos que están empleados
las exigencias irán siempre en aumento: necesitarán
más y más entrenamiento, más y más habilidad,
y tendrán que ser incluso más fieles, conformistas
y dóciles, porque serán cada vez más como células
de un organismo gigante. Sus tareas serán cada vez
más especializadas, por lo que su trabajo estará,
en un sentido, fuera de contacto con el mundo real,
estando concentrados en una minúscula porción de
realidad. El sistema tendrá que usar cualquier medio
que pueda, sea psicológico o biológico, para diseñar
a la gente para ser dócil, para tener las habilidades
que requiera el sistema y «sublimar» su impulso por el
poder en alguna tarea especializada. Pero la afirmación
de que la gente de tal sociedad tendrá que ser dócil
puede requerir reservas. Esta puede encontrar útil la
competitividad, siempre que se encuentren maneras de
dirigirla dentro de canales que sirvan a las necesidades
del sistema. Imaginamos una sociedad futura en la que
hay una competición inacabable por la posición de
prestigio y poder. Pero muy poca gente alcanzará la
cima, donde está el verdadero poder. (Ver el final del
párrafo 163). Una sociedad en la cual una persona puede
satisfacer su necesidad de poder sólo empujando a gran
cantidad de otra gente fuera del camino y privándolos de
SU oportunidad por el poder es muy repugnante.

176. Uno puede imaginar escenarios que incorporen
aspectos de más de una de las posibilidades que
acabamos de tratar. Por ejemplo, puede ser que las
máquinas se encarguen de la mayoría del trabajo
que sea de importancia real y práctica, pero que se
mantengan ocupados a los seres humanos dándoles trabajos
relativamente triviales. Se ha sugerido, por ejemplo,
que un gran desarrollo de las industrias de servicios
puede dar trabajo a los seres humanos. Así, la gente
pasaría su tiempo limpiándose los zapatos unos a otros,
llevándose unos a otros en taxi, haciéndose artesanía,
esperando en la mesa de otros, etc. Nos parece una manera
profundamente despreciable de terminar, y dudamos que mucha
gente encuentre su vida realizante en tal atareado trabajo
sin sentido. Buscarán otras peligrosas salidas (drogas,
crimen, «cultos», grupos de odio) a no ser que estén
diseñados biológica o psicológicamente para adaptarse
a semejante clase de vida.

177. Huelga decir que los escenarios arriba esbozados no
agotan todas las posibilidades. Sólo indican la clase de
resultados que nos parecen más probables. Pero podemos
imaginar escenarios inverosímiles que son más aceptables
que los que acabamos de describir. Es arrolladoramente
probable que, si el sistema tecnológico-industrial
sobrevive los próximos 40 a 100 años, habrá desarrollado
para ese tiempo ciertas características generales: las
personas (al menos aquellas del tipo «burgués», que
están integradas en el sistema y lo hacen funcionar y
quienes, por lo tanto, tienen todo el poder) serán más
dependientes que nunca de las grandes organizaciones,
estarán más «socializados» que nunca y sus cualidades
físicas y mentales a una extensión significativa
(posiblemente a una muy grande) serán aquellas.diseñadas
para ellos antes que el resultado del azar (o la voluntad
de dios, o lo que sea); y lo que quede de naturaleza
salvaje será reducido a restos preservados para el estudio
científico y mantenidos bajo la supervisión y dirección
de estos (por lo tanto no será nunca más verdaderamente
salvaje). A la larga (digamos a pocos siglos de ahora)
es probable que ni la raza humana ni ninguno de los otros
organismos importantes existan tal y como los conocemos
hoy, porque una vez empiezas a modificar organismos a
través de la ingeniería genética no hay razón para
parar en ningún punto en particular, por lo que las
modificaciones probablemente continuarán hasta que
el hombre y otros organismos hallan sido transformados
completamente.

178. El caso puede ser cualquier otro, pero es seguro que
la tecnología está creando un nuevo ambiente físico y
social radicalmente diferente al espectro de medios a los
que la selección natural ha adaptado a la raza humana
física y psicológicamente. Si el hombre no se adapta a
ese nuevo ambiente, siendo rediseñado artificialmente,
entonces lo hará a través de un proceso largo y doloroso
de selección natural. Lo primero es bastante más probable
que lo segundo.

179. Sería mejor deshacerse de todo el fétido sistema
y aguantar las consecuencias.