## LA RESTRICCIÓN DE LA LIBERTAD ES INEVITABLE EN LA
SOCIEDAD INDUSTRIAL

114. Como explicamos en los párrafos 65-67, 70-73, el
hombre moderno está encadenado por la red de normas
y regulaciones, y su condena depende de las acciones de
personas remotas a ellos en cuyas decisiones no pueden
influir. Esto no es accidental o, el resultado de las
arbitrariedades de arrogantes burócratas. Es necesario
e inevitable en cualquier sociedad tecnológicamente
avanzada. El sistema con objeto de funcionar TIENE QUE
regular el comportamiento humano de cerca. En el trabajo,
la gente tiene que hacer lo que le digan que haga, de
otra manera la producción sería arrojada al caos. Las
burocracias TIENEN QUE estar organizadas de acuerdo
con reglas rígidas. El permitir algún ingenio personal
sustancial a los burócratas de nivel bajo desorganizaría
el sistema y llevaría a cargos de injusticia debido a las
diferencias en la manera individual en que ejercerían su
ingenio. Es verdad que algunas restricciones de nuestra
libertad se podrían eliminar, pero HABLANDO EN GENERAL
la regulación de nuestras vidas por parte de grandes
organizaciones es necesaria para el funcionamiento de
la sociedad tecnológico-industrial. El resultado es
un sentimiento de impotencia por parte de la persona
media. Puede sin embargo, que las regulaciones formales
tiendan a ser reemplazadas por herramientas psicológicas
que nos hagan querer hacer lo que el sistema requiera de
nosotros (propaganda, técnicas educacionales, programas
de «salud mental», etc.). (Ver párrafo 73).

115. El sistema TIENE QUE forzar a la gente a comportarse
de maneras que son crecientemente remotas al modelo
natural de comportamiento humano. Por ejemplo el sistema
necesita científicos, matemáticos e ingenieros. No
puede funcionar sin ellos. Se presiona mucho a los niños
para sobresalir en estos campos. No es natural para
un ser humano adolescente el consumir el grueso de su
tiempo sentado en una mesa absorbido por el estudio. Un
adolescente normal quiere pasar su tiempo en contacto
activo con el mundo real. Entre la gente primitiva las
cosas para lo que eran entrenados estaban en armonía
con los impulsos humanos naturales. Entre los indios
americanos, por ejemplo, los chicos eran entrenados en
ejercicios activos al aire libre simplemente la clase
de cosas que les gusta hacer. Pero en nuestra sociedad
los niños son empujados a estudiar materias técnicas,
que la mayoría hacen refunfuñando.

116. Debido a la constante presión que el sistema ejerce
para modificar el comportamiento humano, hay un incremento
gradual en el número de personas que no pueden o no
podrán ajustarse a los requerimientos de la sociedad:
sanguijuelas del bienestar, jóvenes miembros de bandas,
cultistas, rebeldes antigubernamentales, saboteadores
medioambientales radicales, imperfectos y resistentes de
varias clases.

117. En cualquier sociedad tecnológicamente avanzada
la suerte de las personas depende de decisiones que
ellas no pueden influir personalmente en ninguna gran
extensión. Una sociedad tecnológica no se puede romper en
comunidades pequeñas y autónomas, porque la producción
depende de la cooperación de un gran número de personas
y máquinas. Dicha sociedad tiene que estar altamente
organizada y las decisiones TIENEN que hacerse para afectar
a un gran número de gente. Cuando una decisión, afecta
digamos, a un millón de personas, entonces cada una de
las personas tiene, como media, sólo una millonésima
parte en tomar la decisión. Lo que normalmente pasa
en la práctica es que la decisión es tomada por
funcionarios públicos o.ejecutivos de corporaciones, o por
especialistas técnicos, pero cuando incluso el público
vota una decisión el número de votantes ordinariamente
es demasiado grande como para que el voto de cualquier
persona resulte significativo. Encontramos defensores
del sistema que citan casos en que las elecciones han
sido decididas por uno o dos votos, pero tales casos son
raros. Así muchas personas son incapaces de influenciar
mesurablemente la decisión mayoritaria que afecta a sus
vidas. No hay manera concebible de remediar esto en una
sociedad tecnológicamente avanzada. El sistema trata de
«solventar» este problema mediante el uso de propaganda
para hacer a las personas QUERER las decisiones que han
sido hechas para ellas, pero incluso si esta «solución»
fuera completamente exitosa haciendo a la gente sentirse
mejor, sería vejatoria.

118. Los conservadores y algunos otros abogan por una
mayor «autonomía local». Una vez las comunidades locales
tuvieron autonomía, pero fue cada vez menos posible porque
se hicieron más complicadas y dependientes del sistema de
gran escala como servicios públicos, redes de ordenadores,
sistemas de autopistas, medios de comunicación de masas
y el sistema de salud moderno. También opera en contra
de la autonomía el hecho de que la tecnología aplicada
en una localidad muchas veces afecte a gente de otras
comunidades lejanas. Así los pesticidas o los productos
químicos usados cerca de un ria-chuelo pueden contaminar
los suministros de agua de cientos de millas río abajo,
y el efecto invernadero afecta a todo el planeta.

119. El sistema no existe y no puede existir para
satisfacer las necesidades humanas. En vez, es el
comportamiento humano el que tiene que ser modificado para
encajar en las necesidades del sistema. Esto no tiene
nada que ver con la ideología política o social que
pueda pretender guiar el sistema tecnológico. Es culpa
de la tecnología, porque el sistema no está guiado por
la ideología sino por las necesidades técnicas. «Hoy
en día, en las regiones tecnológicamente avanzadas,
el hombre lleva vidas muy similares a pesar de las
diferencias geográficas, religiosas o políticas. Las
vidas diarias de un oficinista cristiano de un banco en
Chicago, un oficinista budista en un banco de Tokio, y uno
comunista en Moscú son mucho más parecidas que la vida
de cualquiera de ellos con un hombre que viviera hace mil
años. Los parecidos son el resultado de una tecnología
común...» L. Sprague de Camp, The Ancien Engineers,
ediciones Ballantine, página 17. Las vidas de los tres
oficinistas de banco no son IDÉNTICAS. La ideología tiene
ALGÚN efecto. Pero todas las sociedades tecnológicas, a
fin de sobrevivir, tienen que evolucionar APROXIMADAMENTE a
lo largo de la misma trayectoria. Por supuesto el sistema
satisface muchas necesidades humanas, pero hablando en
general, hace esto sólo en la medida en que le beneficia
el hacerlo. Son las necesidades del sistema.las que son
supremas, no las de los seres humanos. Por ejemplo, el
sistema provee a la gente con comida porque no puede
funcionar si todo el mundo está muerto de hambre;
atenta contra las necesidades psicológicas de la gente
siempre que pueda ser CONVENIENTE el hacerlo, porque no
puede funcionar si demasiada gente se vuelve depresiva
o rebelde. Pero el sistema por buenas razones, sólidas
y prácticas, tiene que ejercer presión constante
sobre la gente para moldear su comportamiento hacia sus
necesidades. ¿Demasiada basura acumulada? El gobierno, los
medios, el sistema educacional, los medioambientalistas,
todo el mundo nos inunda con masas de propaganda sobre
el reciclado. ¿Necesita más personal técnico? Un
coro de voces exhorta a los chavales a que estudien
ciencias. Nadie se para a preguntar si es inhumano el
forzar a los adolescentes a consumir el grueso de su
tiempo estudiando materias que la mayoría odian. Cuando
echan de su trabajo a trabajadores especializados y son
sustituidos por técnicos avanzados y tienen que sufrir
«retenciones», nadie pregunta si es humillante para ellos
el que los echen de esa manera. Se da por supuesto que
todo el mundo tiene que reverenciar la necesidad técnica
y por buenas razones: si las necesidades humanas fueran
puestas antes que la necesidad técnica habría problemas
económicos, paro, escaseces o peor aún. El concepto
de «salud mental» en nuestra sociedad está largamente
definido por el alcance del comportamiento de una persona
esté de acuerdo con las necesida-des del sistema y que
lo haga sin mostrar signos de tensión.

120. Los esfuerzos por hacer sitio a un sentimiento de
proyecto y autonomía en el interior del sistema no son
mejor que una broma. Por ejemplo: en una compañía, en
vez de tener cada uno de sus empleados que montar sólo
una sección del catálogo, cada uno tiene que montar
el catálogo entero, y esto se supone que les tiene que
dar un sentimiento de proyecto y realización. Algunas
compañías han intentado dar a sus empleados más
autonomía en su trabajo, pero por razones prácticas
esto normalmente sólo puede ser hecho en una extensión
muy limitada y, en cualquier caso, a los empleados no
se les da autonomía como para ultimar finalidades-sus
esfuerzos «autónomos» no pueden ir nunca directamente
detrás de finalidades que seleccionan personalmente, sino
sólo detrás de las finalidades del jefe, tales como la
supervivencia y el crecimiento de la compañía. Cualquier
compañía pronto saldría de los negocios si permitiera
actuar a sus empleados de otro modo. De igual manera, en
cualquier empresa en el interior de un sistema socialista,
los trabajadores tienen que dirigir sus esfuerzos detrás
de las finalidades de la empresa, de otra manera ésta
no servirá su propósito como parte del sistema. Una vez
más, por razones puramente técnicas no es posible para
muchas personas o grupos pequeños tener mucha autonomía
en la sociedad industrial. Incluso el.pequeño propietario
de un negocio comúnmente sólo tiene una autonomía
limitada. Aparte de la necesidad de las regulaciones del
gobierno, está restringido por el hecho de que tiene
que ajustarse dentro del sistema económico y someterse a
sus requerimientos, por ejemplo cuando alguien desarrolla
una nueva tecnología, la persona del peque ño negocio
a menudo tiene que usarla tanto si quiere como si no,
con objeto de seguir siendo competitivo.