## LA SOCIEDAD TECNOLÓGICO-INDUSTRIAL NO PUEDE REFORMARSE

111. Los principios precedentes ayudan a ver lo
desesperadamente difícil que sería reformar el sistema
industrial como para prevenirlo del estrechamiento
progresivo de nuestra esfera de libertad. Ha habido
una tendencia consistente, retrocediendo al menos a
la Revolución Industrial, en el fortalecimiento del
sistema con ayuda de la tecnología a un alto coste de
libertad individual y local. Por tanto cualquier cambio
diseñado para proteger la libertad de la tecnología,
sería contrario a la tendencia fundamental en el
desarrollo de nuestra sociedad. Consecuentemente,
tales cambios serían transitorios pronto serían
sumergidos por la corriente de la historia o, si fueran
lo suficientemente gran des como para ser permanentes,
alterarían la naturaleza de toda nuestra sociedad. Esto
por el primer y el segundo principio. Además desde que
la sociedad fuera alterada de una manera que no puede
predecirse de antemano (tercer principio) habría un
gran riesgo. Cambios suficientemente grandes como para
hacer una diferencia duradera en favor de la libertad
no se iniciarían porque desorganizarían gravemente el
sistema. Así que cualquier tentativa de reforma sería
demasiado tímida como para ser efectiva. Incluso si
se iniciaran cambios lo suficientemente grandes como
para conseguir una diferencia duradera, se eharían
atrás cuando sus efectos desorganizadores se hicieran
aparentes. Así cambios permanentes en favor de la libertad
pueden atraerse sólo por personas preparadas para aceptar
alteraciones radicales, peligrosas e impredecibles de
todo el sistema. En otras palabras, por revolucionarios,
no por reformistas.

112. La gente ansiosa por rescatar la libertad sin
sacrificar los supuestos beneficios de la tecnología
sugerirán ingenuos esquemas para alguna nueva
clase de sociedad que reconcilie la libertad con la
tecnología. Aparte del hecho de que la gente que
hace sugerencias rara vez propone algún término medio
práctico por la que la nueva forma de sociedad pueda ser
levantada en primer lugar, se sigue del cuarto principio
que incluso sin la nueva forma de sociedad pudiera ser en
principio establecida, puede colapsarse o dar resultados
muy diferentes de aquellos esperados.

113. Así que, incluso en terrenos muy generales, parece
improbable que se pueda encontrar alguna forma de cambio
social para reconciliar la libertad con la tecnología
moderna. En las siguientes secciones daremos razones
más específicas para concluir que libertad y progreso
tecnológico son incompatibles.