## LA NATURALEZA DE LA LIBERTAD

93. Vamos a argumentar que la sociedad
tecnológico-industrial no puede ser reformada de tal modo,
como para prevenirla del progresivo estrechamiento de la
esfera de la libertad humana. Pero, porque «libertad» es
una palabra que puede ser interpretada de muchas maneras,
debemos dejar claro primero en qué clase de libertad
estamos interesados.

94. Con «libertad» nos referimos a la oportunidad de
atravesar el proceso de poder, con finalidades reales,
no las finalidades artificiales de las actividades
sustitutorias, y sin interferencias, manipulaciones o
supervisión de nadie, especialmente de ninguna gran
organización. Libertad significa tener control (tanto
como una persona o como miembro de un grupo PEQUEÑO) de
los problemas de la vida y de la muerte de la existencia
de uno; comida, vestido, refugio y defensa contra cualquier
temor que pueda haber en nuestro medio. Libertad significa
tener poder, no el poder de controlar a otra gente sino el
poder de controlar la propia vida. Uno no tiene libertad si
cualquier otro (especialmente una gran organización) tiene
poder sobre ti, no importa la benevolencia, la tolerancia
y la permisividad con que el poder pueda ser ejercido. Es
importante no confundir libertad con la mera permisividad
(ver párrafo 72).

95. Se dice que vivimos en una sociedad libre porque
tenemos un cierto número de derechos constitucionalmente
garantizados. Pero esto no es tan importante como
parece. El grado de libertad personal que existe en
una sociedad está más determinado por la estructura
económica y tecnológica de la sociedad que por sus leyes
o por su forma de gobierno. Cuando las colonias americanas
estaban bajo el gobierno británico había menos garantías
legales de libertad y de menor efectividad que después
de que la Constitución americana entrara en efecto, sin
embargo había más libertad en la América preindustrial,
ambas antes y después de la Guerra de la Independencia,
que después de que la Revolución Industrial tomara
asiento en este país. Citamos de Violencia en América:
Perspectiva Histórica y Comparativa, editado por Hugh
Davis Graham y Ted Robert Gurr, capítulo 12 por Roger
Lane, páginas 476-478: «El progresivo aumento del nivel
de propiedad, y con él el incremento de la seguridad en el
oficial de ejecución de la ley (en la América del siglo
XIX)... era común a toda la sociedad... El cambio en el
comportamiento social es en términos tan prolongados
y tan extendidos como para sugerir una conexión con
el proceso social contemporáneo más fundamental;
aquel de la urbanización industrial en sí misma...»
«Masachuset en 1835 tenía aproximadamente una población
de 660, 940, el 81% rural, abrumadoramente preindustrial y
nativa. Sus ciudadanos disfrutaban de una libertad personal
considerable. Fueran tronquistas, granjeros o artesanos,
todos estaban acostumbrados a dirigir sus propios
inventarios, y la naturaleza de su trabajo los hacía
físicamente independientes los unos de los otros... Los
problemas individuales, faltas o incluso crímenes,
no estaban causados generalmente por asuntos sociales
lejanos...» «Pero el impacto de los movimientos de
hermanamiento hacia la ciudad y también hacia la fábrica,
simplemente ambas reuniones forzadas en 1835, tuvieron un
efecto gradual en el comportamiento personal a lo largo de
los siglos XIX y XX. La fábrica demandaba regularidad de
comportamiento, una vida gobernada por la obediencia a los
ritmos del reloj y del calendario, las demandas del capataz
y del supervisor. En la ciudad o villa, las necesidades
de vivir en barrios estrechamente encajonados impide
muchas acciones preliminarmente irreprochables. Ambos
empleados de cuello azul-y blanco-dependían mutuamente en
grandes establecimientos de sus compañeros; al igual que
el trabajo de un hombre encajaba en el de otro, así el
negocio de éste no sería por más tiempo propio». «Los
resultados de la nueva organización de la vida y del
trabajo eran claros hacia 1900. Cuando cerca del 76% de
los 2.805.346 residentes de Masachuset eran clasificados
como urbanitas. Mucho comportamiento violento o irregular
que había sido tolerable en una sociedad ocasional
e independiente no fue aceptable por más tiempo en la
atmósfera más formalizada y cooperativa del periodo más
tardío... El movimiento a las ciudades había producido,
en resumen, una generación más dócil, más socializada
y más ‘civilizada’ que sus predecesoras». Muchas de
las naciones indias de Nueva Inglaterra eran monárquicas,
y muchas de las ciudades de la Italia renacentista eran
controladas por dictadores. Pero leyendo sobre esas
sociedades a uno le queda la impresión de que permitían
más libertad personal que la nuestra. En parte era porque
faltaban mecanismos eficientes para ejecutar la voluntad
del gobernante: no había fuerzas policiales modernas bien
organizadas, comunicaciones rápidas de larga distancia,
cámaras de vigilancia, historiales de información
sobre la vida de los ciudadanos medios. Por tanto era
relativamente fácil evadir el control.

96. En cuanto a nuestros derechos constitucionales,
consideremos por ejemplo eso de la libertad de
prensa. Ciertamente no queremos acabar con ese derecho: es
una herramienta muy útil para limitar la concentración de
poder político y para mantener a aquéllos que lo tienen
en línea exponiendo públicamente cualquier mala conducta
por su parte. Pero la libertad de prensa es de muy poca
utilidad para el ciudadano medio como individualidad. Los
medios de masas están en su mayor parte bajo el control
de grandes organizaciones que están integradas en el
sistema. Cualquiera que tenga un poco de dinero puede
imprimir algo, o puede distribuirlo en Internet o de alguna
otra manera, pero lo que tenga que decir será sumergido
por el vasto volumen de material lanzado por los medios,
por tanto no tendrá un efecto práctico. Es por eso
casi imposible para muchas personas y grupos pequeños el
hacer un efecto en la sociedad con palabras. Tomémonos
(FC) como ejemplo. Si no hubiéramos hecho nada violento y
hubiéramos presentado los presentes escritos a un editor,
probablemente no hubieran sido aceptados. Si hubieran
sido aceptados y publicados, probablemente no hubieran
atraído muchos lectores, porque es más divertido ver el
entretenimiento lanzado por los medios que leer un ensayo
sobrio. Incluso si estos escritos hubieran tenido muchos
lectores, la mayoría hubieran olvidado pronto lo que
habían leído porque sus mentes habrían sido anegadas
por la masa de material a que los medios las exponen. A
fin de presentar nuestro mensaje ante el público con
alguna oportunidad de crear una impresión duradera,
tuvimos que matar gente.

97. Los derechos constitucionales son útiles hasta
cierto punto, pero no sirven para garantizar mucho más
que lo que puede ser llamada la concepción burguesa de
la libertad. Según la concepción burguesa, un hombre
«libre» es esencialmente un elemento de una maquinaria
social y tiene sólo una cierta serie de libertades
prescritas y delimitadas; libertades que son designadas
para servir a las necesidades de la máquina social más
que aquellas de la persona. Así el hombre «libre»
burgués tiene libertad económica porque eso promueve
el crecimiento y el progreso; tiene libertad de prensa
porque la crítica del público restringe la mala conducta
por parte de los líderes políticos; tiene derecho a un
juicio imparcial porque la prisión al antojo del poderoso
sería mala para el sistema. Esta era claramente la actitud
de Simón Bolívar. Para él, la gente merece libertad
sólo si la usa para promover el progreso (progreso como
lo conciben los burgueses). Otros pensadores burgueses
han tomado un punto de vista similar de la libertad, como
mero medio para finalidades colectivas. Chester C. Tan,
«Pensamiento Político Chino en el Siglo XX», página
202, explica la filosofía del líder del *Kuomitang, Hu
Han-min: «Una persona tiene concedidos derechos porque
es un miembro de la sociedad y la vida de su comuni-dad
requiere tales derechos. Con comunidad Hu quiere decir
la totali-dad de la sociedad de la nación». Y en la
página 259, Tan declara que, de acuerdo con Carsum Chang
(Chang Chung-mai, cabeza del Partido Socialista Estatal
en China), la libertad debe ser usada en interés del
Estado y de las personas como conjunto. Pero, ¿qué
libertad tiene uno si sólo puede ser usada como algún
otro prescribe? La concepción de libertad de FC no
es como la de Bolívar, Hu, Chang u otros teóricos
burgueses. El problema con tales teóricos es que han
hecho del desarrollo y la aplicación de teorías sociales
su actividad sustitutoria. Consecuentemente, las teorías
están ideadas para servir las necesidades de los teóricos
más que las necesidades de cualquier persona que pueda
tener tan poca suerte como para vivir en una sociedad en
que las teorías son impuestas.

98. Debemos tener en cuenta un punto más en esta
sección: no debe ser asumido que una persona tiene
suficiente libertad simplemente porque DIGA que tiene
suficiente. La libertad está en parte restringida por el
control psicológico del que la gente es inconsciente,
y además muchas ideas de lo que constituye la libertad
son gobernadas más por la convención social que por sus
necesidades reales. Por ejemplo, es probable que muchos
izquierdistas del tipo sobresocializado dirían que mucha
gente, incluidos ellos mismos, están muy poco socializados
antes que demasiado, sin embargo los izquierdistas
sobresocializados pagan un precio psicológico fuerte por
su alto nivel de socialización.