## COLAPSO DEL PROCESO DE PODER EN LA SOCIEDAD MODERNA

59. Dividimos los impulsos humanos en tres grupos:
(1) aquellos impulsos que pueden ser satisfechos con un
esfuerzo mínimo; (2) aquellos que pueden ser satisfechos
pero sólo con el coste de un esfuerzo serio; (3) aquellos
que no pueden ser satisfechos adecuadamente, sin importar
cuanto esfuerzo hagamos. Cuantos más impulsos haya
en el tercer grupo habrá más frustración, cólera,
eventualmente derrotismo, depresión, etc.

60. En la sociedad industrial moderna los impulsos humanos
naturales tienden a ser desplazados al primer y al tercer
grupo, y el segundo grupo tiende a consistir cada vez más
en impulsos creados artificialmente.

61. En las sociedades primitivas, las necesidades físicas
generalmente pertenecen al grupo 2: pueden ser obtenidas,
pero sólo con el coste de un esfuerzo serio. Pero la
sociedad moderna cuida el garantizar las necesidades
físicas de todo el mundo a cambio de un mínimo esfuerzo,
por tanto las necesidades físicas son desplazadas al grupo
1. Dejamos aparte a la clase baja, estamos hablando de la
tendencia principal. (Puede haber desacuerdo sobre si el
esfuerzo necesario para mantener un trabajo es «mínimo»;
pero normalmente, en trabajos de grado medio o bajo, todo
el esfuerzo que se requiere es meramente la obediencia. Te
sientas o te levantas donde te ha sido dicho que lo hagas
y haces lo que se te ha encargado de la manera que se
te manda. Raramente tienes que esforzarte seriamente,
y en cualquier caso escasamente tienes autonomía en el
trabajo, así que la necesidad por el proceso de poder no
está bien cumplida).

62. Las necesidades sociales, tales como el sexo, el amor
y la posición social, a menudo permanecen en el grupo 2
en la sociedad moderna, dependiendo de la situación de
la persona. Algunos científicos sociales, educadores,
profesionales de la «salud mental», están haciendo lo
imposible para desplazar los impulsos sociales al grupo
1 intentando hacer ver que todo el mundo tiene una vida
social satisfactoria. Pero, excepto para las personas que
tienen un impulso particularmente fuerte por la posición
social, el esfuerzo requerido para complacer los impulsos
sociales es insuficiente para satisfacer adecuadamente la
necesidad por el proceso de poder.

63. Así se han creado ciertas necesidades artificiales a
fin de que correspondan al grupo 2, por tanto sirven para
la necesidad del proceso de poder. Se han desarrollado
técnicas de publicidad y mercado para que mucha gente
sienta que necesita cosas que sus abuelos nunca desearon
o incluso soñaron. Requiere un serio esfuerzo el ganar
suficiente dinero para satisfacer estas necesidades
artificiales, por tanto corresponden al grupo 2. (Ver
párrafos 80-82). El hombre moderno debe satisfacer
su necesidad por el proceso de poder en gran parte a
través de la persecución de necesidades artificiales
creadas por la industria publicitaria y de mercado y a
través de actividades sustitutorias. ¿Es el impulso
por la adquisición ilimitada de bienes materiales una
creación artificial de la industria de la publicidad
y de mercado? Ciertamente no hay un impulso innato en
el hombre por la adquisición de bienes materiales. Ha
habido muchas culturas en las que la gente ha deseado
pequeñas riquezas materiales más allá de lo que era
necesario para satisfacer sus necesidades físicas básicas
(aborígenes australianos, campesinos mexicanos de cultura
tradicional, algunas culturas africanas). Por otro lado
también ha habido muchas culturas preindustriales
en las que la adquisición material ha tenido un
importante papel. Por lo tanto no podemos pretender que
la cultura de la adquisición, naciente hoy en día,
es exclusivamente una creación de la industria de la
publicidad y de mercado. Pero es claro que ésta ha tenido
una parte importante en la creación de esta cultura. Las
grandes corporaciones que gastan millones en publicidad
no estarían invirtiendo esa cantidad de dinero sin
pruebas sólidas de que la reembolsarán incrementando
las ventas. Un miembro de FC conoció un par de años
atrás a un director de ventas que fue lo suficientemente
sincero como para decirle, «Nuestro trabajo es hacer que
la gente compre cosas que no quiere ni necesita». Luego
describió como un novato sin experiencia podía presentar
las realidades de un producto, y no hacer ninguna venta en
absoluto, mientras que un vendedor profesional entrenado
y con experiencia hubiera hecho muchas ventas a la misma
gente. Esto demuestra que ésta es manipulada para comprar
cosas que realmente no quiere.

64. Parece ser que para alguna gente, puede que para la
mayoría, estas formas artificiales del proceso de poder
son insuficientes. Un tema que aparece repetidamente en
los escritos de las críticas sociales de la segunda mitad
del siglo XX es la sensación de la falta de objetivos que
aflige a bastantes en la sociedad moderna. (Esta falta de
objetivos es frecuentemente llamada «anomic» o «vacío
de la clase media»). Sugerimos que la llamada «crisis
de identidad» es actualmente una búsqueda del sentido
de propósito, frecuentemente comprometido a una actividad
sustitutoria conveniente. Puede que el *existencialismo sea
en gran parte una respuesta a la falta de objetivos de la
vida moderna. El problema de la falta de objetivos parece
haberse convertido en menos serio durante los últimos 15
años aproximadamente, porque ahora la gente siente menos
seguridad física y emocional que antes y la necesidad de
seguridad les proporciona una finalidad. Pero la falta
de objetivos ha sido sustituida por la frustración
sobre la dificultad de obtener seguridad. Enfatizamos el
problema de la falta de objetivos porque los liberales y
los izquierdistas desearían resolver nuestros problemas
sociales por medio de garantizar la seguridad de todos a
través de la sociedad; pero si eso pudiera hacerse sólo
traería de nuevo el problema de la falta de objetivos. El
problema real no es si la sociedad proporciona bien o
pobremente la seguridad a las personas, la molestia es
que la gente depende del sistema para su seguridad antes
que tenerla en sus propias manos. Esto, dicho sea de paso,
es parte de la razón de porque algunos se exaltan sobre
el derecho a portar armas, la posesión de un arma pone
ese aspecto de su seguridad en sus propias manos. En la
sociedad moderna está muy extendida la búsqueda de la
«realización», pero pensamos que para la mayoría una
actividad cuya principal finalidad es la realización
(esto es, una actividad sustitutoria) no trae una
realización completamente satisfactoria. En otras
palabras, no satisface completamente la necesidad por el
proceso de poder. (Ver párrafo 41). Esa necesidad puede
ser completamente satisfecha sólo por medio de actividades
que tienen alguna finalidad externa, tales como necesidades
físicas, sexo, amor, posición social, venganza, etc.

65. Además, donde las finalidades son perseguidas
enteramente por ganar dinero, ascender en la posición
social o funcionar como parte del sistema de cualquier otro
modo, muchos no están en una posición de perseguir sus
finalidades AUTóNOMAMENTE. La mayoría de los trabajadores
son los empleados de alguien y, como señalamos en el
párrafo 61, deben emplear sus días haciendo lo que les
dicen de la manera que les es dicho. Incluso el que tiene
un negocio propio tiene una autonomía limitada. Una queja
crónica de los pequeños comerciantes y empresarios es que
sus manos están atadas por las excesivas regulaciones del
gobierno. Algunas de estas regulaciones son indudablemente
innecesarias, pero la mayor parte son esenciales y
partes inevitables de nuestra extremadamente compleja
sociedad. Una gran porción de los pequeños negocios
de hoy operan con el *sistema de franquicia. En el Wall
Street Journal se narraba hace unos años que muchas de
las compañías adjudicatarias de franquicias pedían a los
solicitantes de estas pasar una prueba de personalidad que
está ideada para EXCLUIR a aquellos que tienen creatividad
e iniciativa, porque tales personas no son suficientemente
dóciles como para seguir obedientemente con el sistema
de franquicia. Esto excluye de pequeños negocios a muchos
que más necesidad tienen de autonomía.

66. Hoy en día la gente vive más por la eficacia de
lo que el sistema hace POR ellos o PARA ellos que por
la eficacia de lo que hacen por ellos mismos. Y lo que
hacen por ellos mismos lo es cada vez más por los cauces
establecidos por el sistema. Las oportunidades tienden a
ser aquéllas que el sistema proporciona y éstas deben ser
explotadas de acuerdo con las reglas y regulaciones, y se
han de seguir las técnicas prescritas por los expertos,
si ha de encontrarse una oportunidad de éxito. Los
esfuerzos de los conservadores por disminuir la cantidad
de las regulaciones del gobierno son de escaso beneficio
para el hombre medio. Por un lado, sólo una fracción
de estas pueden ser eliminadas porque la mayoría son
necesarias. Por otro lado, la mayoría de las regulaciones
afectan a los hombres de negocios antes que a la persona
media, por lo que el principal efecto es el de quitar
poder al gobierno para dárselo a las corporaciones
privadas. Lo que esto significa para el hombre medio es que
la interferencia del gobierno en su vida es reemplazada
por la interferencia de las grandes corporaciones, lo
que puede ser permitido, por ejemplo, para verter más
productos químicos que penetran en su suministro de agua
y le producen cáncer. Los conservadores toman al hombre
medio por un mamón, explotando su resentimiento por el
Gran Gobierno para promover el poder de la Gran Empresa.

67. Así el proceso de poder se colapsa en nuestra
sociedad a causa de una deficiencia de finalidades
reales y de autonomía en la persecución de dichas
finalidades. Pero es también colapsado por aquellos
impulsos humanos que pertenecen al grupo 3: los impulsos
que uno no puede satisfacer adecuadamente, sin importar
cuanto esfuerzo haga. Uno de estos impulsos es la necesidad
de seguridad. Nuestra vida depende de decisiones hechas por
otras personas; no tenemos control sobre estas decisiones
e incluso normalmente no sabemos las personas que las
toman. («Vivimos en un mundo en el que relativamente
poca gente -puede que 500 o 1000- toma las decisiones
importantes» -Philip B. Heymann del colegio de leyes
de Harvard, citado por Anthony Lewis, New York Times ,
21 de Abril, 1995). Nuestras vidas dependen de si el
modelo de seguridad está debidamente mantenido en una
central nuclear; o de cuanto pesticida está permitido que
penetre en nuestros alimentos o de cuanta polución en
nuestro aire; en cómo es de hábil (o de incompetente)
nuestro médico; si perdemos o conseguimos un trabajo
puede depender de las decisiones hechas por los economistas
gubernamentales o de los ejecutivos de una corporación;
y así sucesivamente. La mayor parte de las personas no
están en una posición de asegurarse contra estas amenazas
más allá de un alcance muy limitado. Las personas que
buscan seguridad están por eso frustradas, lo que las
conduce a un sentimiento de impotencia.

68. Se puede objetar que el hombre primitivo estaba
físicamente menos seguro que el hombre moderno, como
se puede ver por su corta expectativa de vida; por tanto
el hombre moderno está más seguro de lo que es normal
en seres humanos. Pero la seguridad psicológica no
corresponde estrechamente con la seguridad física. Lo
que nos hace SENTIRNOS seguros no es tanto la seguridad
objetiva como la sensación de confianza en nuestra
habilidad de hacernos cargo de nosotros mismos. El
hombre primitivo amenazado por un animal fiero o por
el.hambre, podía luchar para defenderse o viajar para
buscas alimento. No tenía la certeza de tener éxito
en estos esfuerzos, pero por término medio no estaba
indefenso contra las cosas que le amenazaban. Por otro
lado la persona moderna está indefensa ante muchas de
las cosas que le amenazan; accidentes nucleares, agentes
cancerígenos en la comida, polución ambiental, guerra,
aumento de los impuestos, invasión de su vida privada por
grandes organizaciones, fenómenos sociales o económicos a
lo ancho del país que pueden desorganizar su modo de vida.

69. Es cierto que el hombre primitivo era impotente ante
algunas de las cosas que le amenazaban; la enfermedad por
ejemplo. Pero podían aceptar el riesgo de la enfermedad
estoicamente. Es parte de la naturaleza de las cosas,
no es culpa de uno, a no ser que sea la culpa de algo
imaginario, un demonio impersonal. Pero los temores de la
persona moderna tienden a estar HECHOS POR EL HOMBRE. Ya
no son el resultado del azar, son IMPOSICIONES de otras
personas, en cuyas decisiones, como individuo, es incapaz
de influir. Consecuente-mente se siente frustrado,
humillado y furioso.

70. De este modo el hombre primitivo tiene su seguridad
en la mayor parte en sus propias manos (tanto como
persona como parte de un grupo PEQUEÑO). Mientras que la
seguridad del hombre moderno está en manos de personas
u organizaciones demasiado remotas o grandes como para
influir personalmente sobre ellas. Así el impulso del
hombre moderno por la seguridad tiende a pertenecer a
los grupos 1 y 3; en algunas áreas (comida, refugio,
etc.) su seguridad está confiada al coste de un esfuerzo
trivial, mientras que en otras áreas no puede conseguir
seguridad. (Lo precedente simplifica enormemente la
situación real, pero indica toscamente y de manera general
como la condición del hombre moderno difiere de la del
hombre primitivo).

71. La gente tiene muchos impulsos transitorios que son
necesariamente frustrados en la vida moderna, así que
corresponden al grupo 3. Uno puede enfadarse, pero la
sociedad moderna no puede permitir el enfrentamiento
físico. Incluso en muchas situaciones no permite la
agresión verbal. Yendo a algún sitio uno puede tener
prisa, o puede estar de humor para viajar despacio,
pero generalmente no hay elección y ha de moverse con
el tráfico y obedecer las señales. Uno puede querer
hacer su trabajo de un modo diferente, pero normalmente
sólo se puede trabajar de acuerdo a las reglas impuestas
por su jefe. De otras muchas maneras también, el hombre
moderno está subordinado a la red de reglas y regulaciones
(explícitas o implícitas) que frustran muchos de estos
impulsos y de esta manera interfieren con el proceso de
poder. La mayoría de estas regulaciones no pueden ser
eliminadas, porque son necesarias para el funcionamiento
de la sociedad industrial.

72. La sociedad moderna es en ciertos aspectos
extremadamente permisiva. En cuestiones que son
irrelevantes para el funcionamiento del sistema podemos
generalmente hacer lo que queramos. Podemos creer en
cualquier religión que nos guste (en tanto que no
fomente comportamientos que sean peligrosos para el
sistema). Podemos acostarnos con quien queramos (en tanto
que practiquemos «sexo seguro»). Podemos hacer todo
lo que queramos en tanto que sea TRIVIAL. Pero en todas
cuestiones IMPORTANTES el sistema tiende a incrementar
las regulaciones sobre nuestro comportamiento.

73. El comportamiento no sólo está regulado a través de
reglas explícitas y no sólo por el gobierno. El control
está frecuentemente ejercido a través de coerción
indirecta o de presión o manipulación psicológica,
y por otras organizaciones a parte del gobierno, o por
el sistema como conjunto. Muchas grandes organizaciones
usan alguna forma de propaganda para manipular la actitud
o el comportamiento del público. Cuando alguien acepta el
propósito para el que la propaganda está siendo usada en
un caso determinado, generalmente la llama «educación»
o le aplica algún eufemismo similar. Pero la propaganda
es propaganda independientemente para el propósito que
sea usada. Ésta no está limitada únicamente a los
«clientes» y a los anuncios, e incluso algunas veces
no es conscientemente intencionada por la gente que la
hace. Por ejemplo, el contenido de la programación de
entretenimiento es una forma poderosa de propaganda. Un
ejemplo de coerción indirecta: no hay ninguna ley que
diga que tengamos que ir a trabajar todos los días y
seguir las órdenes de nuestro jefe. Legalmente no hay
nada para evitar que vayamos a vivir a la naturaleza como
la gente primitiva o de entrar en los negocios por nuestra
cuenta. Pero en la práctica hay muy poco campo salvaje,
y en la economía sólo hay sitio para un número limitado
de pequeños propietarios de negocios. Por tanto muchos
de nosotros sólo podemos sobrevivir como el empleado de
algún otro.

74. Sugerimos que la obsesión del hombre moderno por
la longevidad, y con el mantenimiento del vigor físico
y el atractivo sexual hasta una edad avanzada, es un
síntoma de la irrealización resultante de la privación
con respecto al proceso de poder. La «crisis de los
cincuenta» también es un síntoma semejante. Tal es la
falta de interés por tener hijos que es bastante común
en la sociedad moderna pero casi inaudito en la sociedad
primitiva.

75. En las sociedades primitivas, la vida es una
sucesión de etapas. Habiendo realizado las necesidades y
propósitos de una, no había ninguna aversión en pasar
a la siguiente. Un hombre joven atravesaba el proceso de
poder convirtiéndose en cazador, cazando no por deporte
o realización, sino por la carne que era necesaria
para alimentarse (en las mujeres jóvenes el proceso es
más complejo, con gran énfasis en el poder social; no
discutiremos esto aquí). Habiendo atravesado esta.fase con
éxito, el hombre joven no tenía aversión en arraigar las
responsabilidades de fundar una familia. (En contraste,
alguna gente moderna pospone indefinidamente el tener
hijos porque están demasiado ocupados buscando algún
tipo de «realización». Sugerimos que la realización
que necesitan es experimentar adecuadamente el proceso
de poder con finalidades reales en vez de finalidades
artificiales de actividades sustitutorias). De nuevo,
teniendo prosperidad criando a sus hijos, atravesando
el proceso de poder proporcionándoles las necesidades
físicas, el hombre primitivo sentía que su trabajo
estaba hecho y que estaba preparado para aceptar la edad
anciana (si sobrevivía hasta entonces) y la muerte. Mucha
gente moderna, por otra parte, está perturbada por la
perspectiva de la muerte, como se ve por la cantidad de
esfuerzo que pasan intentando mantener su condición
física, apariencia y salud. Argumentamos que esto es
debido a la falta de realización resultado del hecho de
no haber puesto nunca en uso sus fuerzas físicas, nunca
han atravesado el proceso de poder usando sus cuerpos de
una manera seria. No es el hombre primitivo, que ha usado
diariamente su cuerpo para motivos prácticos, el que teme
el deterioro por la edad, sino el hombre moderno, que nunca
ha tenido un uso práctico para su cuerpo más allá de
andar del coche a su casa. Es el hombre cuya necesidad por
el proceso de poder ha sido satisfecha durante su vida el
que está mejor preparado para aceptar el final de esta.

76. En respuesta al argumento de esta sección alguien
dirá, «la sociedad debe encontrar una manera de dar
a la gente la oportunidad de atravesar el proceso de
poder». Para tales personas el valor de la oportunidad
está perdido por el mismo hecho de que la sociedad se
la proporcione. Lo que necesita es encontrar o crear
sus propias oportunidades. En tanto el sistema se las
DE todavía las tendrá con una correa. Para conseguir
autonomía deben quitársela.