## SENTIMIENTOS DE INFERIORIDAD

10. Por «sentimientos de inferioridad» no sólo nos
referimos a los sentimientos de inferioridad en el sentido
estricto, sino a todo el espectro de rasgos relacionados:
baja autoestima, sentimientos de impotencia, tendencias
depresivas, derrotismo, culpa, autoaborrecimiento,
etc. Argumentamos que algunos izquierdistas modernos
tienden a tales sentimientos (más o menos reprimidos)
y que éstos son decisivos en determinar la dirección
del izquierdismo moderno..

11. Cuando alguien interpreta como despectivo casi todo
lo que se dice de él (o acerca de grupos con quienes
se identifica), concluimos que tiene sentimientos de
inferioridad o baja autoestima. Esta tendencia está
pronunciada entre los defensores de los derechos de
las minorías, tanto si pertenecen como si no a la
minoría cuyos derechos defienden. Son hipersensibles
sobre las palabras usadas para designar a éstas. Los
términos «negro», «oriental», «discapacitado»,
«pollito» para un africano, un asiático, una persona
imposibilitada o una mujer originariamente no tenían una
connotación despectiva. «Broad» y «pollito» eran
simplemente los equivalentes femeninos para «tío»,
«caballerete» o «mozo». Las connotaciones negativas
han sido agregadas a estos términos por los propios
activistas. Algunos defensores de los derechos de
los animales han ido tan lejos como para rechazar la
palabra «mascota» e insistir en su reemplazamiento por
«animal de compañía». Antropólogos izquierdistas
llegan demasiado lejos al no querer decir nada acerca
de personas primitivas que pueda ser interpretado como
negativo: quieren reemplazar la palabra «primitivo» por
«iletrado». Parecen casi paranoicos sobre cualquier
cosa que les sugiera que alguna cultura primitiva es
inferior a la nuestra. (No queremos decir que las culturas
primitivas SON inferiores a la nuestra. Solamente apuntamos
la hipersensibilidad de estos antropólogos).

12. Aquellos que son más delicados sobre la terminología
«políticamente correcta» no son los negros medios
habitantes del gueto, inmigrantes asiáticos, mujeres
maltratadas o personas imposibilitadas, sino una minoría
de activistas, muchos de los cuales no pertenecen a
ningún grupo «oprimido», sino que provienen de estratos
sociales privilegiados. La corrección política tiene
su mayor arraigo entre los profesores de universidad, los
cuales tienen empleo seguro con salarios confortables y,
la mayoría de ellos, son varones blancos heterosexuales
de familias de clase media.

13. Muchos izquierdistas tienen una intensa
identificación con los problemas de grupos que tienen
una imagen de débiles (mujeres), derrotados (indios
americanos), repelentes (homosexuales), o por lo que sea
inferiores. Nunca admitirán en su fuero interno que tienen
tales sentimientos, pero es precisamente por su visión de
estos grupos como inferiores por lo que se identifican con
sus problemas. (No sugerimos que las mujeres, los indios,
etc., SON inferiores; sólo estamos haciendo un apunte
sobre la psicología izquierdista).

14. Las feministas están ansiosamente desesperadas por
demostrar que las mujeres son tan fuertes y tan capaces
como los hombres. Ellas están claramente machacadas por
el miedo de que las mujeres puedan NO ser tan fuertes y
capaces como los hombres.

15. Los izquierdistas odian todo lo que tenga una imagen de
ser fuerte, bueno y exitoso. Ellos odian América, odian
la civilización occidental,.odian a los varones blancos,
odian la racionalidad. Las razones que dan para odiar
occidente, etc. claramente no coinciden con sus motivos
reales. DICEN que odian occidente porque es guerrero,
imperialista, sexista, etnocéntrico, pero cuando las
mismas faltas aparecen en países socialistas o culturas
primitivas, encuentran excusas para ellos o, como mucho,
lo admiten REFUNFUÑANDO, mientras que señalan (y muchas
veces exagerando en exceso) estas faltas cuando aparecen en
civilizaciones occidentales. Así, está claro que estas
faltas no son los motivos reales para odiar América y
occidente: odian América y occidente porque son fuertes
y exitosos.

16. Palabras como «autoconfianza», «seguridad en
uno mismo», «iniciativa», «empresa», «optimismo»,
etc. juegan un papel muy pequeño en el vocabulario liberal
e izquierdista. El izquierdismo es antiindividualista,
es procolectivista. Quieren a la sociedad para resolver
las necesidades de todo el mundo por ellos, para cuidar de
ellos. No es la clase de personas que tienen un sentido
interior de confianza en sus propias habilidades para
resolver sus propios problemas y satisfacer sus propias
necesidades. El izquierdista es antagonista al concepto
de competición porque, interiormente, se siente como
un perdedor.

17. Las formas de arte que apelan a los intelectuales del
izquierdismo moderno tienden a enfocarse en la sordidez,
la derrota y la desesperación o, por otro lado, toman
un tono orgiástico, renunciando al control racional,
como si no hubiera esperanza de lograr nada a través
del cálculo racional y todo lo que ha quedado fuera el
sumergirse en la sensación del momento.

18. Los filósofos izquierdistas modernos tienden a
rechazar la razón, la ciencia, la realidad objetiva e
insisten en que todo es culturalmente relativo. Es cierto
que uno puede hacer preguntas serias sobre los fundamentos
del saber científico y sobre todo cómo el concepto de
realidad objetiva puede ser definido. Pero es obvio que
estos filósofos no son simplemente lógicos de cabeza
fría que sistemáticamente analizan los fundamentos del
conocimiento. Están profundamente envueltos emocionalmente
en su ataque a la verdad y a la realidad. Atacan estos
conceptos por sus necesidades psicológicas. Por una
cosa, su ataque es una salida para la hostilidad, y al
ser exitoso, satisface el impulso por el poder. Más
importante, los izquierdistas odian la ciencia y la
racionalidad porque clasifican ciertas creencias como
verdaderas (es decir, éxito, superior) y otras creencias
como falsas (es decir, fracaso, inferior). Los sentimientos
izquierdistas de inferioridad corren tan profundamente
que no pueden tolerar ningún clasificación de algo
como exitoso o superior y otra cosa como fracasada o
inferior. Esto también subraya el rechazo de muchos
de enfermedad mental y de la utilidad de las pruebas
de inteligencia. Son antagonistas de las explicaciones
genéticas de las habilidades o conductas humanas porque
estas explicaciones tienden a hacer aparecer a algunas
personas como superiores o inferiores a otras. Prefieren
dar a la sociedad el mérito o la culpa para una habilidad
o carencia individual. Así, si una persona es «inferior»
no es su culpa, sino de la sociedad, porque no ha sido
educada correctamente.

19. El izquierdista no es típicamente la clase de persona
de la que sus sentimientos de inferioridad hacen de ella
un bravucón, un egoísta, un valentón, un promotor de
sí mismo, un competidor cruel. Esta clase de persona no
ha perdido totalmente su confianza. Tiene un déficit en
su sentido de poder y en su valor, pero aún se puede
concebir teniendo la capacidad para ser fuerte, y sus
esfuerzos por fortalecerse producen su comportamiento
desagradable. Alegamos que TODOS, o casi todos,
los fanfarrones y los competidores despiadados sufren
sentimientos de inferioridad. Pero el izquierdista está
demasiado lejos para eso. Sus sentimientos de inferioridad
están tan arraigados que no puede concebirse como un
individuo fuerte y valioso. De ahí el colectivismo del
izquierdista: sólo puede sentirse fuerte como miembro de
una organización grande o un movimiento de masas con el
cual identificarse.

20. Atención a la tendencia masoquista de las tácticas
izquierdistas. Protestan tumbándose ante los vehículos,
provocan intencionadamente a la policía o a los racistas
para que los maltraten, etc. Estas tácticas a menudo
pueden ser efectivas, pero muchos las usan, no como
medios para un fin, sino porque PREFIEREN tácticas
masoquistas. El odio por uno mismo es la característica
izquierdista.

21. Pueden pretender que su activismo está motivado por
la compasión o por principios morales, y los principios
morales juegan un papel para los izquierdistas del tipo
sobresocializado, pero la compasión y los principios
morales no pueden ser los principales motivos para su
activismo. La hostilidad es un componente demasiado
distinguido del comportamiento izquierdista, de igual
manera que el impulso por el poder. Además, muchos de
los comportamientos izquierdistas no están racionalmente
calculados para servir de beneficio a la gente a quienes
claman estar intentando ayudar. Por ejemplo, si uno cree
que las acciones afirmativas son buenas para la gente
negra, ¿tiene sentido el demandar acciones afirmativas
en términos hostiles o dogmáticos? Obviamente será
más productivo tomar una aproximación diplomática y
conciliadora que por lo menos haga concesiones verbales
y simbólicas a las personas blancas que piensan que las
acciones afirmativas los discriminan. Pero los activistas
izquierdistas no tomarán semejantes aproximaciones
porque no satisfarán sus necesidades emocionales. Ayudar
a la gente negra no es su verdadera finalidad. En vez,
los problemas raciales sirven para ellos como una excusa
para expresar su propia hostilidad y frustración por su
necesidad de poder. Haciendo.esto ellos realmente hacen
daño a la gente negra, porque la actitud hostil de los
activistas hacia la mayoría blanca tiende a intensificar
el odio racial.

22. Si nuestra sociedad no tuviera ningún problema
social, tendrían que INVENTAR problemas con objeto de
proporcionarse una excusa para organizar un alboroto.

23. Enfatizamos que lo precedente no pretende ser una
descripción exacta de todo el mundo que pueda considerarse
un izquierdista. Es sólo una indicación tosca de una
tendencia general.