Manual de reparaciones para arquitectos
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Por Daniel A. Barber
Place Journal


Como muchas otras cosas, ¿todo lo demás? — en la era
moderna, la arquitectura ha sido moldeada por los
combustibles fósiles, por los materiales, las formas y los
entornos posibles gracias a la extracción y combustión de
carbón, petróleo y gas. Muchos edificios emblemáticos
del siglo XX utilizaron grandes cantidades de hormigón,
acero y vidrio, y encontraron formas expresivas de ocultar
sus sistemas mecánicos que consumían mucha energía. De
hecho, sería difícil encontrar un tipo de construcción
que consuma más carbono. Sin embargo, ahora sabemos cada
vez con mayor claridad que estas estructuras formalmente
convincentes, con sus interiores cuidadosamente
acondicionados, están contribuyendo a la crisis climática
que de repente parece imposible de ignorar. La ciencia es
clara, los cambios están ocurriendo ahora, la transición
está sobre nosotros.

    Los arquitectos saben todo esto; Sabemos que hay
formas más responsables de diseñar y construir, y existe
una ferviente aspiración colectiva de hacerlo mejor. Aún
así, el sector lucha por lograr incluso medidas a medias.
La profesión se muestra reacia a alterar las prácticas
que durante mucho tiempo han impulsado y definido las
disciplinas del diseño, prácticas que recompensan la
creación, no el mantenimiento, la novedad, no la
reparación. Reacios a cruzar la línea que marcaría un
cambio decisivo de nuestro pasado derrochador de carbono
hacia un futuro en el que los entornos que diseñamos
tienen un metabolismo completamente diferente, una
relación diferente con la energía y las innumerables
formas en que ésta moldea, e incluso controla, nuestra La
sociedad y nuestra política...

    Hoy nos vemos obligados a reconocer que la importancia
histórica de la arquitectura radica no sólo en su
dinamismo cultural sino también en los sistemas
energéticos de los que ha dependido, desplegado y
facilitado. Para decirlo claramente: en la era moderna, los
edificios han sido un medio principal a través del cual
los combustibles fósiles, una vez extraídos de la tierra,
han sido procesados y socializados, y luego ingresados a la
atmósfera en forma de emisiones de carbono. Los edificios
regulan el rendimiento; metabolizar fuerzas. Los edificios
son, en esencia, procesadores de energía, desde la
construcción hasta la ocupación, pasando por la
demolición y el deterioro. Uno puede imaginar cómo la
historia narrará la arquitectura del siglo XX, tal vez
alguien en 2050, enfatice la capacidad de procesamiento
de carbono tanto (o más que) los debates sobre la
modernidad y la posmodernidad, o las emociones indulgentes
del parametricismo. Los edificios que existen, los edificios
que estamos diseñando ahora: todos perpetúan la economía
de los combustibles fósiles. La arquitectura puede
entenderse como el marco cultural –un apologista,
incluso– de este procesamiento del combustible...


## Vía

https://placesjournal.org/article/drawing-the-line-architecture-in-the-anthropocene/?cn-reloaded=1