Literatura y ecologismo
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Con respecto a la literatura sobre el cambio climático, a
pesar de la importancia del deterioro ambiental, ya evidente
en los años 70, y del que oportunamente se ocupaba la
ecología, el tema no rebasaba las publicaciones
especializadas. Desde los años 90 hasta el presente se
registró un repunte que, además de recoger el genuino
interés científico, iba acompañado de una literatura —con
fuerte tufo a moda— que alejaba al público de una
aproximación informada y analítica de la problemática.

Aumentó la cantidad de libros que abordan el cambio
climático, algunas obras son de un ambientalismo «ligero»
que idealiza y simplifica el complejo transitar de nuestra
especie por el planeta y que ignora la turbulenta historia
del clima; otros textos son incendiarios porque llaman a
actuar ante la llegada del Apocalipsis ambiental y a frenar
la «explotación del hombre y de la naturaleza»; existen
escritos que documentan la catástrofe en curso, atribuida al
«hombre» o a la «sociedad», sin especificar el papel que
ciertos agentes y grupos han jugado; pocos libros dan cuenta
de que los científicos están discutiendo cómo diversos
agentes alteran el clima y el papel que ha desempeñado
nuestra especie en ese proceso en los últimos milenios.

En cuanto a la divulgación de otro tópico apocalíptico y
ambiental de moda en los 90 del siglo XX: el deterioro de la
capa de ozono, el tema despertó interés durante los años 80
y alcanzó su auge al inicio de los 90, pero al concluir esa
década su interés comenzó a menguar. Pero cabe señalar que no
ha desaparecido el legitimo interés científico sobre esa
problemática.

Lo que en el terreno de la ciencia es una discusión abierta
y siempre sometida a severo escrutinio, en el terreno de los
medios de comunicación masiva, así como en la escuela, se
simplifica, deforma y hasta manipula. La ciencia está
incapacitada para ofrecer verdades que mitiguen la angustia
de la existencia y de la vida social. Su labor es otra.