La vóz, de ese quien no soy yo

Yo lo se todo, no es lo mismo que tu crees y tampoco lo mismo que creé ese que
creé ser yo; pues no soy el, soy ella; tu, pero también el soy, no yo; el es
yo, que no eres tu, ni es aquel ni aquella, mucho menos yo, pues solo soy;
cuando te refieras a mi omite el sujeto en la oración.

Él, igual que tu y toda la gente me llaman alma, espíritu, esencia y muchos
nombres más, no tengo nombre mucho menos apellido conocido, indefinible es mi
definición, soy ustedes y cada uno, seres ingenuos que creen ser individuos y
libres para decidir.

El tampoco lo entiende, sin embargo creé saber; los sabios de hoy eran tontos
ayer. La sabiduría como el tiempo no existen, son pasajes ocultos de la
inteligencia, solo existen por tiempos muy cortos en la mente de unos cuantos,
elegidos al azar; todos tienen la misma oportunidad para dejar de ser y
reunirse en mi.

Pobre, siempre tan ocupado de si mismo y a veces ocupado según el de alguien
más, no se da cuenta que siempre se trata de si mismo engañandose al mismo
tiempo, pensando que se ocupa de mi. Pero yo no he pedido su ayuda y no la
necesito, tampoco necesito de tu ayuda, pero también quieres ocuparte de  mi.
!Igual que todo el mundo!

¡Me harté!

-- Y por eso desde hace no se cuanto tiempo las personas no tenemos alma. Se
hartó y nadie sabe a donde fue, todo el mundo busca y nadie le encuentra, se
buscan dentro y afuera también, sin descubrir su paradero, tampoco se han
hallado a si mismos; pero nos ocupamos muy bien de quienes no somos nosotros...
¡Somos! y se acabó.

E. Celis, Junio 2013