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‘El cerebro’ de la campaña para que Washington interfiera en la justicia y la democracia de Brasil [1]

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Date: 2025-06

Paulo Figueiredo, nieto de un exdictador brasileño, cabildea en Estados Unidos con el diputado Eduardo Bolsonaro para impulsar sanciones contra los magistrados de la corte suprema brasileña que están juzgando al padre de Eduardo, el expresidente Jair Bolsonaro, por supuestamente liderar un intento de golpe de Estado en 2022.

“Yo abro la puerta, soy el corazón, pero tú eres el cerebro”, le dijo el diputado Bolsonaro al influencer Figueiredo en un vídeo publicado el 27 de mayo en el canal de YouTube de Figueiredo. La declaración se refiere a las gestiones que ambos vienen realizando en Washington para impulsar sanciones contra los magistrados de la corte suprema brasileña.

“Tú, Paulo, has contribuido mucho”, elogió Eduardo, que vive en Estados Unidos desde marzo por un período aún no definido para trabajar activamente por las sanciones.

Jair Bolsonaro (2019-2023) fue interrogado el martes 10 de junio por la corte suprema, bajo la acusación de liderar una conspiración armada para tomar el poder y anular las elecciones presidenciales de 2022, que perdió. Hay otros siete supuestos cómplices enjuiciados en este tramo del proceso, entre ellos cuatro exministros, generales del ejército y el excomandante de la marina, en un caso federal que implica a más de 30 imputados, incluido Paulo Figueiredo.

La acusación de la fiscalía alega que el complot, fallido, incluía planes para asesinar o detener al presidente electo, el líder izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, a su vicepresidente electo Geraldo Alckmin y al magistrado Alexandre de Moraes.

Los acontecimientos desembocaron en la invasión y saqueó de edificios gubernamentales en Brasilia, el 8 de enero de 2023, por una violenta turba de seguidores de Bolsonaro, de modo muy parecido a los disturbios del 6 de enero de 2021 en el Capitolio estadounidense.

Al igual que ocurrió en Washington después de que Donald Trump perdiera las elecciones de 2020 frente a Joe Biden, la revuelta en Brasilia estuvo precedida por muchos meses de desinformación y noticias falsas lanzadas por Bolsonaro y sus aliados para infundir desconfianza en la integridad del voto y en las autoridades electorales.

En la audiencia de esta semana, Bolsonaro fue interrogado por Moraes, otros magistrados y el fiscal durante dos horas. Negó toda participación en un plan golpista y justificó sus alegaciones de fraude electoral y amenazas a su retórica y “estilo explosivo”.

Paulo Figueiredo, nieto del general y dictador João Baptista Figueiredo (1979-1985), antiguo socio de Trump en la construcción de un hotel en Río de Janeiro y miembro del ala más radical del bolsonarismo, se ha convertido en el principal aliado de Eduardo Bolsonaro en la campaña internacional contra el Supremo Tribunal Federal (STF), en particular contra el magistrado Alexandre de Moraes, que dirige el proceso.

En marzo del año pasado, Figueiredo dijo en su canal de YouTube que había comenzado a visitar el Congreso de EEUU justo después de las elecciones presidenciales de 2022 “en busca de apoyo”.

Figueiredo también es investigado en Brasil por difundir noticias falsas y fue imputado por la fiscalía, que ordenó su detención preventiva, por su presunto papel en el intento de golpe.

La fiscalía también solicitó al STF que abriera un caso contra Eduardo Bolsonaro por presuntamente interferir en el proceso penal contra su padre y “perturbar el trabajo técnico” de la investigación sobre noticias falsas. El 26 de mayo, el STF aceptó abrir una investigación contra el diputado por coacción y obstrucción a la justicia.

Los fiscales presentaron cargos contra Eduardo Bolsonaro poco después de que el Secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, dijera en una audiencia en el Congreso, el 21 de mayo, que estaba considerando sancionar al juez Alexandre de Moraes bajo la ley Magnitsky, que prevé sanciones económicas y restricciones de viaje a personas extranjeras implicadas en abusos de derechos humanos o corrupción.

Durante la audiencia, el representante republicano Cory Mills preguntó a Rubio: “¿Consideraría sancionar al magistrado del Tribunal Supremo, Alexandre de Moraes, en virtud de la ley Magnitsky?”. Rubio respondió: “Eso se está analizando y hay muchas posibilidades de que ocurra”.

Agência Pública preguntó a Figueiredo cómo afectaría a las causas abiertas contra él en Brasil una medida de Estados Unidos contra el poder judicial brasileño.

"No hay ningún impacto, ya que no estoy respondiendo por nada. Todavía no he sido citado formalmente en ningún proceso y solo me he enterado de las acusaciones por la prensa, lo que evidencia que no hay debido proceso. Resido legalmente y dirijo mis negocios en Estados Unidos desde hace más de 10 años, en una dirección conocida por las autoridades brasileñas, y estoy a la espera de ser citado en virtud de los acuerdos internacionales en vigor. La reiterada violación de la jurisdicción estadounidense por Alexandre de Moraes, con órdenes ilegales contra ciudadanos amparados por ella, es precisamente uno de los motivos de nuestras acciones de sanción internacional".

Una reunión clave en el Capitolio

El 14 de mayo, una semana antes de la audiencia de Rubio, Mills, que preside el subcomité de inteligencia de relaciones internacionales del Congreso de EEUU, se había reunido con Figueiredo, Eduardo Bolsonaro y el presidente del comité de relaciones exteriores de la cámara baja brasileña, Filipe Barros. “Esta interacción da resultados en el mundo real, no es solo de palabra”, dijo Bolsonaro en un video grabado con Figueiredo después de la reunión.

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[1] Url: https://www.opendemocracy.net/es/brasil-jair-bolsonaro-paulo-figueiredo-eduardo-bolsonaro-trump-justicia-democracia/

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