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Serie Chile, 50 años del golpe militar / Entrevista a Manuel Antonio Garretón Merino [1]

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Date: 2023-09

En cambio, aquí estamos en presencia de una izquierda que expresa rasgos, tensiones nuevas de una sociedad cambiante. El movimiento estudiantil inicial, generacional, recoge demandas de la época. Los emblemas ecológicos están ahí, las demandas feministas, aunque con autonomía. Se trata de un partido que surge menos en términos de un proyecto de sociedad y más como expresión de las necesidades de los nuevos tiempos. Todo ello lo representa el Frente Amplio.

Segundo, inicialmente tienen una postura mesiánica. Todos los partidos nacen con esa orientación, solo que cuando es fruto de una división se trata de que la respuesta es la que configura el proyecto. Aquí el propósito es relativamente inédito, con enormes problemas, porque tiene que enfrentar una elección presidencial, elecciones parlamentarias, y encima entender que la política no es solo movimiento social, es negociación, marcos institucionales, llegar a acuerdos, representación, priorización de una u otra cosa, formación de cuadros.

Me refiero a organizaciones que ya no pueden ser solo los partidos tradicionales, aunque tampoco la sola expresión movimientista para resolver los problemas.

Se trata un proceso de largo aprendizaje. No se hace en cinco o seis años. Recordemos, la generación que se salió de un partido, como la Democracia Cristiana. ¿Cuánto tiempo demoró en llegar a la cima? De estas cosas algo sé porque mi padre fue fundador de la Falange y de la Democracia Cristiana. ¿Cuánto tiempo demoró en llegar al gobierno? 40 o 50 años. Aquí, desde su creación, a los diez años el Frente Amplio ya está en el gobierno. Entonces hay un problema con esa izquierda, entre otras cosas, en cómo se vincula a las otras izquierdas.

JZ: El 80% de la población chilena no vivió el golpe. Existe un 41% de jóvenes que declara saber poco o nada de la dictadura militar de Pinochet. Usted lo dijo al pasar. Me gustaría insistir en esto. Sé que es más fácil decirlo que realizarlo, pero es como que hay una falla tectónica en el sistema democrático, incapaz de enseñar el acontecimiento de la dictadura para condenarla como recurso repudiable, cualquiera sea su naturaleza y justificación.

MAG: Tema importante. Partamos del dato. Me dice que hay un porcentaje que no sabe nada. Volvamos 50 o 60 años. ¿Cómo habrían tenido sensibilidad los jóvenes si eso hubiera ocurrido en aquel tiempo? Básicamente a través de los partidos que eran los que construían la visión de sociedad desde los años 30 del siglo pasado. La industrialización es el Partido Radical y el Frente Popular. La reforma agraria es la Democracia Cristiana y la Iglesia. Y por supuesto, los partidos de la Unidad Popular. La lucha en contra de la dictadura la hacen principalmente los partidos que deben convencer a la población que no quería ir al plebiscito, porque esos mismos partidos le habían dicho que todo lo que venía de Pinochet era mentira, que no había que creerlo, lo que era totalmente cierto. Son los partidos los que hacen acuerdos para participar en el plebiscito.

Es un antecedente central porque hoy los partidos no son ligazón sustantiva con la sociedad, no son escuela, ni lugares de formación de la opinión pública. Los intelectuales políticos debaten, discuten, pero no generan la imagen de sociedad, que es la cuestión primordial.

El relato sobre lo que es la sociedad y sus problemas lo hacían los partidos, también contribuía el sistema educacional público. La educación pública hoy es minoritaria (la educación particular subvencionada no ha crecido junto a la educación pública, sino que ha crecido a costa de ella. Hoy se contabiliza un abrumador 63% de oferta particular versus un 36% del sector público. CIPER). A su vez está complicada, con cómo se enseña lo ocurrido. Las transformaciones o reformas educacionales no han caminado por la acera de una cultura cívica.

Perdone que diga esto, incluso sectores de izquierda hablan de dictadura cívico militar, como si una dictadura pudiera ser cívica. Se acabó la educación cívica, pero la reemplazamos por la dictadura cívico militar. ¡Por Dios! En el discurso de Allende cuando sale el acuerdo de la Cámara de Diputados para destituirlo y que es un llamado directo a las Fuerzas Armadas para que intervengan, Allende, dice que el Parlamento se ha desviado de los valores cívicos. La dictadura lo repuso. Es una locura.

Perdone el paréntesis, porque es una de las peleas que he perdido en mi vida, como muchas otras. La dictadura era civil-militar. Si quieren militar y civil. Nunca cívica. Lo que quiero decir es que no ha habido un sistema educacional que enseñe la relación con la sociedad.

La tercera cuestión ¿dónde aprendió la gente lo que estaba ocurriendo con la dictadura? Fuera de quienes padecían la represión, la Iglesia generó opinión pública e internacional sobre lo sucedido.

Estamos en una sociedad que se estructuró de manera que hubiera siempre un sector que defendiera el golpe. Es decir, tenemos un sistema estructuralmente dividido y por eso, terminado el proceso de la llamada transición, o sea, las reformas para superar los déficits de la dictadura, desaparece el centro político y lo que hay es a quienes representan la dictadura en democracia; quienes dicen que el golpe de Estado se justificaba y los que lo condenaban. Y entre quienes dicen o piensan o no dicen nada sobre golpe de Estado emerge una derecha que reivindica el tipo de sociedad que integró el golpe.

JZ: ¿Es pensable superar esta coyuntura?

MAG: Estamos en un momento extremadamente difícil porque los cauces del proceso transformador que se inició con el estallido social, que se encauzó institucionalmente con el proceso constituyente para decir no a la sociedad de Pinochet e implícitamente, rechazar lo que construyó el golpe militar y el golpe militar mismo, es un proyecto derrotado y el gobierno es minoritario con dificultades para gobernar.

Una posibilidad es la regresión conservadora y la instauración de un proyecto de derecha. Otra posibilidad es la que viven varios países de América Latina en la que no existe un proceso transformador. Hay gobiernos, oposición, cambios electorales, más de lo mismo. La llamaría una realidad de estancamiento.

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[1] Url: https://www.opendemocracy.net/es/serie-chile-50-aoos-golpe-militar-entrevista-manuel-antonio-garreton-merino/

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