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Cuerpos con agua en El Salvador de Bukele [1]
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Date: 2023-05
La enfermedad renal crónica no se cura, no acepta retrocesos. En las primeras fases, se puede controlar con medicamentos y dieta. En esta etapa, muchos agricultores se ven en la necesidad de dejar de hacer lo que siempre han hecho para vivir. Unos pueden. Otros, como Santiago, no. Ante la imposibilidad de parar, el deterioro se acelera. Los agricultores no cuentan con ninguna prestación laboral ni con beneficios sanitarios especiales para sus riesgos ni con pensiones por la incapacidad que les ocasiona; no tienen nada que les ayude a detener la pérdida de las funciones renales. Llegada la etapa final tampoco pueden acceder a un fondo para financiar su terapia sustitutiva.
La indicación médica es la atención ambulatoria en casa, pero va en descenso. En 2019 la cantidad de personas en diálisis peritoneal ambulatoria fue de 14,173. Mientras que para 2020, esa cifra bajó a 12,563.
La reducción, además de inexplicable, fue más drástica para 2021, cuando se reportaron solo 4,667 personas en esta categoría entre enero y septiembre. Entre 2019 completo y nueve meses de 2021, la cantidad de pacientes atendidos al mes por el Ministerio de Salud en diálisis peritoneal ambulatoria bajó en un 44 %.
La otra opción de tratamiento es la hemodiálisis, que se hace en un centro asistencial por la clase de equipo requerido. Pero los datos para este caso no registran variación significativa y de ninguna forma esta opción podría haber absorbido a las casi 10,000 personas que desaparecieron de los registros de diálisis ambulatoria entre 2019 y 2021. Si no se ha registrado un cambio masivo en el modo de tratamiento, la pregunta pendiente es: ¿a dónde están los pacientes? Nadie con enfermedad renal en fase avanzada puede vivir sin tratamiento.
Pese a que las indicaciones médicas se dirijan hacia una atención dialítica en casa o cerca de ella, el deber ser no aplica para El Salvador ni para la situación de los agricultores. Obtener los insumos del hospital para autotratarse en el hogar requiere de una inversión significativa en la construcción de un espacio adecuado. José, pese a la ayuda de sus hijos, no puede construir, por el momento, un cuarto estéril en su vivienda, que es el requisito principal del programa para recibir los insumos a domicilio. Tampoco puede Antonio y menos pudo Santiago.
La diálisis en casa puede contribuir a descongestionar la red, pero no es para todos. El paciente tiene que instalar en un cuarto pisos y paredes lavables, ventilación adecuada y agua potable, entre otros. Algo que en Guayapa, donde las paredes de las casas son de adobe o lámina, los pisos de tierra y el agua se extrae de pozos, puede costar alrededor de 900 dólares.
En un afán por facilitar la vida a los pacientes, la Alcaldía usó parte del Fondo para el Desarrollo Económico y Social (FODES) para construir en la comunidad cuatro cuartos estériles en las viviendas de personas afectadas por la enfermedad. Pero esta es una inversión que no se sostiene por mucho, dos de las personas beneficiadas ya fallecieron y, hasta el momento, nadie más usa las instalaciones porque fueron construidas en propiedad privada.
A esto se suma que quienes sí logran hacerlo no cuentan con supervisión ideal en la construcción del espacio para diálisis, ya que el centro asistencial no hace visitas, solo pide que envíen fotos. En Guayapa, hay cuartos para diálisis fabricados con materiales inadecuados. Esto aumenta la posibilidad de infecciones que, en el caso de estos pacientes, pueden llevar a la muerte.
La necesidad de tratamiento por enfermedad renal crónica presiona a todo nivel. Los hospitales no dan abasto para atender a todos los pacientes que requieren diálisis peritoneal y hemodiálisis, sobre todo en la zona costera del país. Entonces, saturan otros niveles del sistema sanitario.
Ya en 2022, el hospital Rosales, ubicado en San Salvador y el de referencia a escala nacional, consignaba en su Plan Operativo Anual que “La enfermedad renal presenta tendencia ascendente desde 2017, con descenso moderado en 2019; para 2021 se identifica franco ascenso”.
En el Rosales, la enfermedad renal fue la primera causa de muerte en pacientes que pasaron más de 48 horas ingresados. De enero a agosto de 2021 registraron 127 decesos por esta causa que superó a otras como el covid-19 (72) y los tumores malignos (51).
En la estadística de muertes antes de las 48 horas de ingreso, la enfermedad renal ocupa el segundo lugar. El poco tiempo de ingreso es indicador de que las personas llegan en crisis.
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