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El conservacionismo del 30 x 30 amenaza a los indígenas, y al ecosistema entero
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En todo el mundo, unos 370 millones de personas se identifican como indígenas. Los pueblos indígenas no son un monolito y no es posible ni deseable hacer generalizaciones sobre tantas culturas diversas. Sin embargo, lo que une a los pueblos indígenas, según los estudiosos indígenas TaiaiakeAlfred y JeffCorntassel, es "la lucha por sobrevivir como pueblos distintos sobre bases constituidas en sus patrimonios únicos, el apego a sus tierras natales y sus formas de vida naturales... así como el hecho de que su existencia se vive en gran parte como actos decididos de supervivencia contra los esfuerzos de los estados colonizadores por erradicarlos cultural, política y físicamente". También hay muchas pruebas que apoyan la importancia ecológica de los modos de vida indígenas, como ya se ha dicho.

Los pueblos indígenas no están intrínsecamente conectados a la tierra; los estereotipos racistas como el "buen salvaje" y el "indio ecológico" ocultan los sofisticados sistemas socioecológicos y político-económicos que contribuyen a la administración indígena. Los movimientos indígenas por la descolonización y el resurgimiento de la gobernanza indígena buscan restaurar las relaciones socioecológicas indígenas sobre todas las tierras colonizadas.

En la Isla de la Tortuga, también conocida como América del Norte, las mujeres indígenas, las personas trans, queer y de dos espíritus están a la vanguardia de los movimientos de descolonización. Los proyectos coloniales de Estados Unidos y Canadá expusieron al medio ambiente y a las mujeres indígenas a formas de violencia únicas.

En muchas comunidades, la imposición del heteropatriarcado capitalista negó a las mujeres indígenas y a las personas queer sus posiciones tradicionales de autoridad y alteró las relaciones de género con la tierra. El actual borrado de la tierra y la vida indígena puede verse con mayor claridad en los lugares de extracción, como la Línea 3 y Standing Rock, donde la violencia contra la tierra alimenta la violencia contra las mujeres indígenas. Recientemente, los trabajadores del oleoducto de la Línea 3 se vieron implicados en una red de tráfico sexual dirigida a mujeres indígenas.

Los reclamos indígenas para recuperar la tierra y el agua en Estados Unidos y Canadá no son abstractos ni metafóricos; son materiales y urgentes. La Nación Roja, una organización de resistencia indígena con sede en la Isla de la Tortuga, sostiene que: "Lo que está en juego está claro: es la descolonización o la extinción".

El llamamiento a la acción de la Nación Roja no es algo aislado; refleja la filosofía de los movimientos indígenas de toda la Isla de la Tortuga, que reconocen que la supervivencia de los humanos y de nuestros parientes más que humanos depende de un cambio hacia un modo de organización socioecológica radicalmente distinto.

Es importante destacar que la descolonización va más allá de la devolución de las tierras y aguas robadas (aunque este es un aspecto crucial). La devolución de las tierras robadas debe ir acompañada de cambios en nuestros sistemas de producción y reproducción, incluida la abolición del capitalismo, el patriarcado, el neocolonialismo, las nociones occidentales de desarrollo y otras formas de dominación social.

Algunas feministas indígenas utilizan el término "rematriación", que es un "llamamiento al compromiso moral y político de los líderes indígenas y otros para reestructurar las estructuras de gobierno indígenas de forma que se restablezca la centralidad de las mujeres.”

A lo largo del último año, he tenido el privilegio de conocer a algunos de los indígenas que lideran los movimientos de resistencia en el suroeste de EE.UU. Sus luchas contra la fracturación hidráulica, la extracción de uranio, el almacenamiento de residuos nucleares y la extracción de cobre, por poner solo algunos ejemplos, ponen de manifiesto la inseparabilidad de la emancipación indígena y la protección del medio ambiente.

No se limitan a resistir un único proyecto extractivo, sino que luchan por un futuro totalmente diferente. Su trabajo demuestra que la tierra no será libre hasta que los pueblos indígenas sean libres, y los pueblos indígenas no serán libres hasta que la tierra sea libre.

La conservación es incapaz de ofrecer una protección medioambiental a largo plazo porque deja en su lugar los motores sistémicos de la degradación medioambiental: el capitalismo, el (neo)colonialismo, el patriarcado, las nociones occidentales de desarrollo y la dominación social.

Desalojar a los cuidadores de la naturaleza en nombre de la conservación aumentará el sufrimiento humano y disminuirá la protección del medio ambiente. Para garantizar un futuro sano y justo para toda la vida en la Tierra, debemos adoptar la descolonización como nuestra política medioambiental de referencia.

[1] Url: https://www.opendemocracy.net/es/conservacionismo-30-x-30-amenaza-indigenas-ecosistema/
[2] url: https://creativecommons.org/licenses/by-nd/4.0/

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