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Solidaridad de los esclavizados: La historia de la disidencia en Ucrania [1]
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Date: 2025-07-16
Por Radomir Mokrik
Esta historia es parte de una serie de ensayos escritos por artistas ucranianos titulada “Cultura recuperada: Voces ucranianas curan la cultura ucraniana”. Esta serie se produce colaboración con Folkowisko Association/Rozstaje.art, gracias al cofinanciamiento de los Gobiernos de República Checa, Hungría, Polonia y Eslovaquia a través de una subvención del Fondo Internacional Visegrad. La misión del fondo es presentar ideas para cooperación regional sostenible en Europa Central. La han traducido del ucraniano Iryna Tiper y Filip Noubel.
En su ensayo “El poder de los sin poder”, el escritor checo Václav Havel explicó por qué el término “disidente” le molestaba. Dijo que daba la impresión de ser un “miembro profesional de la oposición”, aunque en realidad a quienes se llama “disidentes” fueron ante todo, personas con profesiones, familias y temores. El movimiento disidente dentro del bloque soviética (1922–1991) tomó forma en diferentes maneras. En Checoslovaquia, estaba en la música subterránea; en Polonia, en las fábricas; y en Ucrania en las noches literarias. Sin embargo, en 1975, logró un común denominador en la forma de los acuerdos de Helsinki y el movimiento de derechos humanos.
En Checoslovaquia, los disidentes locales crearon la “Carta 77”, en Polonia, fundaron el Movimiento por la Protección de Derechos Humanos y Ciudadanos (ROPCiO), y en la URSS, empezaron a surgir grupos de Helsinki (vigilantes de derechos humanos), en Moscó, Ereván, Tiflis, Vilna y Kiev. En Ucrania, los movimientos nacionales que combatían al Imperio Soviético estaban entremezclados con intentos de proteger los derechos humanos. Los exprisioneros políticos del régimen soviético, como Mustafa Abdülcemil Qırımoğlu, Yosyf Zisels y Miroslav Marynovych, cuentas sus experiencias en sus luchas contra el Imperio, entonces y ahora.
Grupo de Helsinki de Ucrania: ‘Me niego a tener miedo’
Yosyf Zisels, judío ucraniano como se hace llamar, describe el significado del Grupo de Helsinki de Ucrania. Pasó un total de seis años en campos de trabajo a fines de la década de 1970 por participar en el movimiento de derechos humanos.
Human rights, this was the new essence of the dissident movement. With this, Ukrainian dissidents entered the space of international human rights protection. The fact that the UHG aligned itself with international human rights standards was extremely important; it meant that Ukrainians subordinated their aspirations to the general aspirations of Europe and the world. It was a story about democratization, about human rights. It was a symbolic, but important step.
Derechos humanos, esta fue la nueva esencia del disidente movimiento. Con eso, los disidentes ucranianos entraron al espacio de protección de derechos humanos internacionales. El hecho de que el Grupo de Helsinki de Ucrania se ajusta a las normas internacionales de derechos humanos era extremadamente importante; significaba que los ucranianos subordinaban sus aspiraciones a las aspiraciones generales de Europa y el mundo. Fue una historia sobre democratización, sobre derechos humanos. Fue un paso simbólico, pero importante.
Zisels agrega que el deseo de demostrar la falsedad del sistema soviético también fue importante, para que Occidente no tuviera ilusiones de que debatir la URSS pudiera hacerse en un contexto verdaderamente legal. “Esto recuerda de alguna manera las ilusiones que aún se pueden encontrar en Europa con respecto a Rusia”.
El Grupo de Helsinki de Ucrania fue fundado en 1976 por diez valientes que entendieron que esta iniciativa podía llevarlos a prisión. Independientemente de eso, decidieron buscar sus intereses personales, nacionales y paneuropeos.
Unirse a la lógica europea de protección a los derechos humanos significaba que los ucranianos defensores de derechos humanos debían hacer una pregunta dura: ¿su lucha fue sobre todo por derechos humanos universales o también por los derechos nacionales de los ucranianos? Después de todo, muchos se vieron obligados a unirse a la disidencia precisamente por la política de Moscú que marginó la cultura ucraniana y discriminó al idioma ucraniano.
El filósofo y erudito religioso Myroslav Marynovych recuerda cómo se unió al Grupo de Helsinki de Ucrania en noviembre de 1976. Sintió el peso de la discriminación nacional; así, cuando surgió una iniciativa específica, decidió actuar y dijo: “Esta falsedad y mentira ubicuas del sistema me parecieron repugnantes. Me niego a tener miedo”.
El nombre de Marynovich apareció al lado de otros nueve, quienes declararon abiertamente que fundaban legalmente un grupo de derechos humanos. Para Marynovich, la combinación de lo nacional y lo universal fue bastante orgánico:
Of the five groups that existed in the USSR, only the Moscow group was wholly ‘democratic.’ It raised questions exclusively about civil liberties. But all the other groups in other Soviet republics also fought for their national rights. The Moscow dissidents did not like this. That is, they did not block documents from us, but they scowled, saying: ‘Why are you doing this? You are mixing it all up… Focus on civil rights.’ The dual nature of the Soviet system — as a totalitarian regime and a Russian empire — was rejected in Moscow even in these dissident circles.
De los cinco grupos que existían en la URSS, solo el grupo de Moscú era totalmente ‘democrático’. Hacía preguntas exclusivamente sobre libertades civiles. Pero todos los demás grupos en otras repúblicas soviéticas también lucharon por sus derechos nacionales. A los disidentes de Moscú no les gustó esto. Es decir, no nos bloquearon documentos, pero nos miraron serios: ‘¿por qué hacen esto? Están mezclando todo… Dedíquense a los derechos civiles’. La naturaleza dual del sistema soviético —como régimen totalitario e Imperio ruso— fue rechazada en Moscú hasta en esos círculos disidentes.
Solidaridad de los esclavizados
Mustafa Dzhemilev ejerció como líder del movimiento nacional de los tártaros de Crimea por muchas décadas. Nació en Crimea en noviembre de 1943, pero a los seis meses se lo llevaron —como a toda la nación tártara de Crimea—, fue deportado de Crimea a Asia central por las autoridades soviéticas. Dzhemilev usó la palabra “genocidio” varias veces durante nuestra conversación, y no es una metáfora.
Los tártaros de Crimea sobrevivieron a los horrores de la ocupación, pero su experiencia de vivir bajo el régimen soviético no fue mucho mejor tampoco:
Of course, during the Nazi occupation, people saw horrors — the killing of Jews, mass executions, and violence. There can be no illusions, both Nazism and communism are evil. And the Crimean Tatars have a different fate: their deportation of the Crimean Tatars was in no way connected with their behavior or actions. It was part of Russia's overall strategy towards Crimea and the Crimean Tatars in particular. Crimea was to become a completely Russian place. This ‘relocation’ became genocide for us. Everything related to the Tatars was destroyed — mosques, cemeteries, settlements were renamed. The goal was to destroy the people.
Por supuesto, durante la ocupación nazi, la gente vio horrores: matanza de judíos, ejecuciones masivas y violencia. No puede haber ilusiones, el nazismo y el comunismo son malvados. Y los tártaros de Crimea tienen un destino diferente: la deportación de los tártaros de Crimea no estuvo para nada conectada con su comportamiento o acciones. Fue parte de la estrategia general de Rusia hacia Crimea y los tártaros de Crimea en particular. Crimea iba a convertirse en un lugar completamente ruso. Esta ‘reubicación’ se convirtió en genocidio para nosotros. Todo lo que tenía relación con los tártaros fue destruido: le cambiaron el nombre a mezquitas, cementerios, asentamientos. El objetivo era destruir a pueblo.
La vida de Dzhemilev se convirtió en una constante lucha por el derecho de volver a casa, que pronto se convirtió en la raíz de su disidencia. Pero enfatiza que rápidamente pasó de los nacional a lo universal.
El movimiento de los tártaros de Crimea de la década de 1960 fue “radicalizado” por un ucraniano, Petro Hryhorenko. “Fue Hryhorenko quien explicó que no debemos pedir sino exigir. Ningún tártaro ha hecho tanto por nuestra causa nacional como Petro Hryhorenko”, recuerda Dzhemilev.
Los disidentes —ucranianos, judíos o tártaros de Crimea— defendían su cultura, pero esto no impidió el apoyo mutuo; al contrario, lo fortaleció.
Fue en los campos que el “internacionalismo” declarado por el Partido Comunista Soviético tomó verdadera forma. “El apoyo de pueblos del Báltico y el Cáucaso era evidente; estábamos en la misma frecuencia. Pero lo más fuerte fue la unión del tridente y la estrella de David”, dijo Dzhemilev.
Myroslav Marynovych explicó sobre la solidaridad ucraniano-judía: “Los judíos que terminaron en campos por lo general ya apoyaban al Estado nacional de Israel. Eran personas con conciencia nacional, así que para ellos, la posición de los ucranianos era comprensible. Porque ambos simplemente querían a su gente”.
Josyf Zisels estuvo de acuerdo y enfatizó los beneficios que la influencia del movimiento nacional ucraniano tuvo para él personalmente:
I am a Jew. My whole family is Jewish. This is my culture and my identity. But both my dissidence and my general development later led me to more universal, democratic things. And Ukrainian dissidents told me indirectly but implicetly that you cannot bypass this path and ignore your ethnic and religious trace. You must live through them. You can then go further, reach the universal level. But you cannot pretend that this does not exist. That is why I then took a step back […] created the first specifically Jewish organization after my second term.
Soy judío. Toda mi familia es judía. Esta es mi cultura y mi identidad. Pero mi disidencia y mi desarrollo general me llevaron después a cosas más universales y democráticas. Y los disidentes ucranianos me dijeron indirecta, pero implícitamente, que no puedes eludir este camino e ignorar tu rastro étnico y religioso. Debes recorrerlos. No puedes ir más allá, llegar al nivel universal. Pero puedes pretender que esto no existe. Es por eso que después retrocedí […] creé la primera organización específicamente judía después de mi segundo ciclo.
El comentario de Myroslav Marynovich de que a los disidentes rusos no les gusta cuando se debate el tema de la identidad nacional no debía percibirse como una reescritura retrospectiva de la historia. Sin menospreciar en modo alguno el rol de los disidentes de Moscú, y de figuras como Andréi Sajárov, la cuestión de la identidad nacional no fue algo que les molestara. Después de todo, los rusos no eran objeto de la discriminación diaria simplemente porque hablaban su propio idioma; no se vieron afectados por el latente antisemitismo, y el ímpetu de su disidencia no era el deseo de regresar a ninguna “patria robada”.
¿Colapso, desintegración, descolonización?
El primer problema hoy en Ucrania es, sin duda, la derrota de Rusia en la guerra. ¿Cómo será: desintegración, colapso, descolonización? La descolonización es una idea común en Ucrania que algunos investigadores están tratando de popularizar en Occidente.
Los exprisioneros políticos ucranianos son optimistas cautos.
Joseph Zisels dice que está en contacto con varios conocidos en Rusia:
Of course, I sympathize with them, but I also tell them that with such a history, within such borders, Russia cannot become a democratic country. At one time, I wanted the collapse of the USSR, because I understood that a democratic USSR simply could not exist. But they are still building it there.
Por supuesto, me solidarizo con ellos, pero también les digo que con esa historia, dentro de esas fronteras, Rusia no puede convertirse en un país democrático. Alguna vez, quise el colapso de la URSS, porque entendí que una URSS democrática simplemente no podría existir. Pero siguen construyéndola ahí.
Zisels está convencido de que lo que está cambiando es solo el contexto geopolítico, pero no la identidad imperial de Rusia, y que Occidente debería entender esto.
Para Mustafa Dzhemilev, el asunto de la derrota de Rusia es también sobre la posibilidad de volver a casa finalmente, porque en tanto la Federación Rusa exista en su forma actual, Crimea sigue estando en poder de los ocupantes. Marynovych tiene una visión similar:
In March 2022, I said ‘I sense the stench of a dying empire. Russia will not be able to swallow Ukraine — it will choke on it.’ I said that I am happy because I smell the cadaverous smell of the Russian Empire. And I still smell it. It will not swallow Ukraine; it will choke on it. I have no doubt about this, but the question is when and how? The same questions were raised about the Soviet Union when I was in the camps. Nobody knew when, but they knew that it would definitely collapse.
[END]
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[1] Url:
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