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La explosiva situación de Bangladesh [1]

['Nepali Times']

Date: 2024-08-21

Esta historia del periodista bangladesí Shahidul Alam se publicó originalmente en Nepali Times. A continuación, se reproduce una versión editada como parte de un contrato de intercambio de contenido.

Sería un error considerar esto simplemente como un pedido de más empleos. El movimiento (de reforma) de cuotas, si bien justificado, es simplemente la punta del iceberg. Un gobierno fuera de control que por tanto tiempo ha actuado autoritariamente y pisoteado a su pueblo ha llevado a un descontento extremo.

El problema de las cuotas solo ha prendido la mecha de esta bomba de tiempo. Mientras los ciudadanos contaban los muertos y los heridos, la primer ministra, Sheikh Hasina, se distraía aconsejando a los asistentes de una conferencia de acuicultura y mariscos sobre proyecciones turísticas en Cox’s Bazar.

La cuota original se ideó poco después de la independencia en 1972, como una medida provisional para reconocer la contribución de quienes lucharon por la independencia, que representaban menos del 0.25% de la población.

Como un gobierno conocido por ser increíblemente corrupto es responsable de crear la lista de quienes lucharon por la independencia, más de 50 años después, la asignación multiplicada por 120 mediante una cuota del 30% se ha vuelto una escapada fácil para que los miembros del partido accedan a los tan codiciados empleos gubernamentales.

El resentimiento resultó en protestas en 2008 y 2013, pero ganó fuerza en 2018. Cuando las medidas represoras no lograron sofocar este descontento, la primera ministra, en un arrebato de ira, excedió su autoridad y canceló todo el sistema.

Esto nunca fue una demanda de los protestantes, que reconocían la necesidad de favorecer a las comunidades desfavorecidas. Existen otras múltiples razones para el descontento. El precio de los bienes esenciales ha aumentado a lo largo de los años y la gente está contra la pared.

Mientras tanto, la propia primera ministra anuncia que su «expeón» ha amasado entre tres y cuatro millones de dólares y solo viaja en helicóptero. No es el único que realiza estos viajes. El 20 de julio, se enviaron helicópteros para rescatar a policías a quienes enojados protestantes atraparon en un techo.

El 15 de julio de 2024 se pareció a 2018. La camioneta policial con cañones de agua y la larga fila de policías parados frente a la esquina de Nilkhet ese día dejaron bien en claro que estaban preparados. ¿Para qué estaban preparados?

Claramente, no para defender a los estudiantes desarmados ni al público en general. No pudieron ni levantar un dedo cuando a los estudiantes los atacaron las pandillas armadas de la Liga Chhatra de Bangladesh (BCL), organización estudiantil del partido oficialista. Claramente, la Liga era a quien la Policía defendía.

Como resultó ser, los estudiantes desarmados poco podían hacer contra justicieros a favor del Gobierno, armados y con cascos, a quienes se dio rienda suelta, y la Policía se conformó con dejar continuar la lucha y participó solo cuando la ferocidad del poder popular tomó por sorpresa a las bandas.

Caminamos entre la sangre y las sandalias esparcidas en las calles. La gente nos frenaba para contarnos que a los heridos los habían llevado al Servicio de Urgencias del Colegio Médico de Daca.

Los activistas de la BCL tomaron posición alrededor del pabellón donde atendieron a algunos de los heridos, mientras que otros marchaban alrededor de los pabellones, con armas en mano. La Policía se quedó convenientemente apartada y continuó ignorando la situación mientras los justicieros de la BCL ingresaron al pabellón a atacar a los estudiantes heridos.

No hubo necesidad de intervenir. La BCL no estaba en peligro. La nación, la democracia, la decencia común y el pueblo estaban en gran peligro, pero eso no les preocupaba. El hecho de que la protección del pueblo fuera su tarea principal nunca había sido parte de la ecuación. Ese día, mataron a muchas personas en diferentes lugares del país.

«La justicia seguirá su propio curso» es un refrán común del ministro de Justicia. La separación del poder judicial y el poder ejecutivo nunca existió en Bangladesh. Con este gobierno, se han fusionado en un solo poder.

Se utiliza cuando el Gobierno quiere jugar a ser policía bueno o policía malo. La corte promulga las directivas gubernamentales. El Gobierno se toma el crédito. La corte asume la responsabilidad. El problema de las cuotas no es una excepción.

Celdas de tortura en universidades públicas. Represión de toda forma de disidencia. Encarcelamiento de activistas opositores. Muertes extrajudiciales, desapariciones. Enormes concesiones otorgadas a India, que, a cambio, ayudó a mantener este régimen ilegal. Todas son causas de enojo.

En un reciente estado de Facebook, Abu Sayeed, el estudiante desarmado de la Universidad Begum Rokeya a quien la Policía disparó cuatro balas de gomas, escribió una oda a su maestro favorito, Shamsuzzoha. Era profesor de química en la Universidad de Rajshahi y murió a manos de la fuerza militar Pakistaní en 1971 cuando intentaba salvar la vida de sus estudiantes.

Yes, you too will die, but while you are alive don’t be spineless. Support just causes. Come out to the streets. Be a shield for the students. It is then that you’ll be respected and honoured. Don’t fade away in the annals of time, through your death. Stay alive forever. Stay Shamsuzzoha.

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[1] Url: https://es.globalvoices.org/2024/08/21/la-explosiva-situacion-de-bangladesh/

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