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Policía de Kirguistán presiona a rusos exiliados opositores a la guerra para que guarden silencio [1]

['Nurbek Bekmurzaev']

Date: 2023-04-17

Los ciudadanos rusos exiliados en Biskek enfrentan una creciente presión por su postura pública contra la guerra. El Gobierno de Kirguistán está preparado para apaciguar al Kremlin, su principal socio político y económico.

El 23 de marzo, los exiliados rusos que residen en Biskek cerraron el centro público Krasnaya Krysha (Techo Rojo), que habían abierto en 2022 después de mudarse a Kirguistán. Sus fundadores contaron que lo hicieron bajo “la paleta de influencias de las fuerzas de orden público”, lo que supone que se emplearon técnicas de intimidación y acoso en su contra por parte de la Policía local, los servicios de seguridad y la oficina de impuestos.

Este anuncio se produjo 15 días después de que el centro informara acerca de la presión que enfrentaban de los organismos de orden público. El 8 de marzo, detallaron cómo “durante la semana anterior, habían ocurrido nuevos incidentes extremadamente desagradables” a personas afiliadas a Krasnaya Krysha. Bakyt Rysbekov, director del Centro Nacional para la Prevención de la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, visitó el Krasnaya Krysha el 9 de marzo. Los alentó al centro a registrar cualquier caso adicional de presión y “buscar protección legal del Centro Nacional”.

Sin embargo, el optimismo duró poco. La razón principal de la persecución de los afiliados de Krasnaya Krysha es la exhibición pública de su postura contra la guerra. Kirguistán recibió a decenas de miles de ciudadanos rusos, que huyeron de sus hogares después de la invasión rusa de Ucrania en 2022. La presión para cerrar la organización y silenciar a sus miembros es una señal de la dependencia de Kirguistán de Rusia, la que se hizo cada vez más evidente desde el comienzo de la guerra en Ucrania.

En febrero de 2023, Krasnaya Krysha se convirtió en sinónimo de la inquietud y la irritación de las autoridades locales ante el activismo de los ciudadanos rusos exiliados en Kirguistán. Este fue establecido por una pareja de San Petersburgo, Ilya y Yulia Kuleshov, que se mudaron a Biskek en la segunda mitad de 2022. En su cuenta de Instagram afirman que es un lugar para “artesanía y creatividad, activismo y discusión de problemas sociales”.

Es la postura antibelicista de sus fundadores y afiliados lo que puso al centro en conflicto con las autoridades kirguisas. Las actividades de los afiliados de Krasnaya Krysha en el aniversario de la invasión rusa a Ucrania pusieron a la organización en el centro de atención y atrajeron una atención más fuerte por parte de la Policía y los servicios de seguridad de Kirguistán (GKNB).

El 24 de febrero de 2023, decenas de cintas azules y amarillas fueron atadas a postes de luz en la calle Kiev en Biskek. La Policía lo calificó como una acción no autorizada de apoyo a Ucrania, y detuvo a cinco extranjeros. Después, Yulia Kuleshova publicó en la cuenta de Instagram de Krasnaya Krysha que ella era una de los cinco extranjeros detenidos. El incidente terminó en que la Policía mantuvo una “conversación para evitar provocaciones de su parte, destinadas a arrastrar a Kirguistán a un conflicto entre Estados”. Los autores pagaron multas por un monto de 5500 soms kirguisos(63 dólares) por violar el artículo 431 del Código Penal, que regula la estancia, la actividad laboral y los viajes de los ciudadanos extranjeros en Kirguistán.

El mismo día, un grupo fue a un parque en el centro de Biskek para una ceremonia de ofrenda de flores. El plan para llevar a cabo esta actividad se anunció en la cuenta de Instagram de Krasnaya Krysha el 21 de febrero. Agentes del GKNB arrestaron inmediatamente a cinco personas después de que depositaron flores. “Cambiaron de manera abrupta su tono, presionaron las identificaciones en mi cara, ladraron ‘GKNB'“, contó Yulia Kuleshova. Los agentes del GKNB se habían presentado como empleados de la administración del parque, que habían venido a observar la ceremonia. Todos quedaron en libertad el mismo día, después de pagar multas por violar el mismo artículo 431, que se aplica rutinariamente contra ciudadanos rusos políticamente activos.

Foto de la ceremonia de flores el 24 de febrero, publicada en la cuenta de Instagram de Krasnaya Krysha.

Me llamo Yulia y escribí este texto la noche después de que me detuvieron, sentada en tres abrigos porque temblaba por la pura tensión. El texto no es de la comunidad, solo mío, para no tergiversar inadvertidamente los sentimientos de los demás.

El 7 de marzo, la Policía de Biskek detuvo e interrogó arbitrariamente a un grupo de ciudadanos rusos. Los llevaron a una estación policial, donde se les interrogó en relación al Krasnaya Krysha y mostraron expedientes en el centro y personas vinculadas. El 9 de marzo, la Policía de Biskek explicó que el incidente involucró a seis ciudadanos rusos, que fueron multados por violar el mismo artículo 431. La declaración policial insistió en que el objetivo era explicar a los extranjeros “el procedimiento para permanecer en el territorio de Kirguistán”, incluido la “responsabilidad por acciones destinadas a incitar al odio racial, étnico, nacional, religioso o interregional”.

La guerra en Ucrania presentó a Biskek la difícil tarea de gestionar las demandas de Rusia de obtener un apoyo explícito a su invasión y los riesgos de sufrir sanciones por parte de Occidente.

El 26 de febrero de 2022, el Kremlin publicó la transcripción de una llamada entre Putin y su homólogo kirguiso, Sadyr Japarov. En esta, Japarov culpó a los ucranianos por iniciar el conflicto por no respetar los términos del acuerdo de paz de Minsk de 2014. La presidencia de Japarov no confirmó ni negó esta versión de la conversación, simplemente señaló que los dos presidentes “intercambiaron opiniones sobre cuestiones de seguridad internacional y regional, incluida la situación que se desarrolla en torno a Ucrania”. El portavoz del presidente también insistió en que Biskek favoreció las negociaciones como una forma de evitar más muertes y destrucción.

La dependencia de Kirguistán de Rusia como su mayor socio económico y de seguridad es la razón por la que aún no ha adoptado una postura categórica frente a la guerra. Rusia es el principal aval de la seguridad de Kirguistán, además, Rusia opera la base aérea militar de Kant cerca de Biskek. Además, Kirguistán es miembro de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva dirigida por Moscú, el equivalente ruso de la OTAN. Rusia también es el principal país de destino para cientos de miles de migrantes kirguisos. Solo en 2022, 223 400 migrantes fueron a Rusia desde Kirguistán. Las remesas representan alrededor del 31 % del PIB del país, y el 98 % son enviadas de regreso al país por migrantes que trabajan en Rusia.

En este contexto, la presión de la Policía local sobre Krasnaya Krysha y su cierre era solo una cuestión de tiempo. La última vez que la Policía detuvo a los afiliados de Krasnaya Krysha, el 7 de marzo, les advirtió que estaban “trabajando estrechamente con la embajada rusa [en Biskek]”, que supuestamente solicitó deportar a todos los que colgaran cintas de colores. El 23 de marzo, los fundadores del centro explicaron su cierre con la amenaza del representante del Ministerio del Interior:

“Any more violations, and we will immediately send you out of Kyrgyzstan.”

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[1] Url: https://es.globalvoices.org/2023/04/17/policia-de-kirguistan-presiona-a-rusos-exiliados-opositores-a-la-guerra-para-que-guarden-silencio/

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