�QUE ES LA APOLOGETICA?

       (Tirado del folleto E.V.C. #343, 8a edici�n 1991)

           Es tal la ignorancia religiosa que ha originado en
       M�xico la malhadada escuela laica, que muy pocos, contados
       podemos decir, son los cat�licos que tienen de su Religi�n
       un conocimiento correcto, pues el que de ella tiene la
       inmensa mayor�a es tan superficial y no pocas veces hasta
       tan equivocado, que su religi�n resulta una rid�cula
       caricatura del Catolicismo.

           Y si no conocen bien las doctrinas de la Religi�n
       Cat�lica, mucho menos conocer�n sus fundamentos, ni la
       demostraci�n de la verdad de ellas, ni siquiera les pasa
       por la imaginaci�n que tal demostraci�n pueda existir. A�n
       siendo personas cultas en ciencias profanas, generalmente
       no tienen la m�s remota idea de que pueda demostrarse la
       Religi�n, pues mal entendiendo la frase "la fe debe ser
       ciega", con la que se significa que la fe debe ser
       completa, firme, absoluta, creen que trat�ndose de
       Religi�n no cabe demostraci�n, de sentido, que simplemente
       se cree o no se cree lo que ella ense�a.
       [...]
              Algunos errores en Religi�n que suelen ser comunes
              entre los cat�licos.

        * El catolicismo impone sus dogmas a la fuerza.
        * La ciencia y la Religi�n son incompatibles.
        * La Religi�n no puede ser cient�fica. [...]
        * La infalibilidad del Papa consiste en que nunca puede
       pecar.
        * Todas las religiones son buenas.
        * Hay algunas sectas protestantes casi iguales al
       Catolicismo.
        * Los que se llaman "evang�licos" no son protestantes.
       [...]
        * Puede serse cat�lico y mas�n, o te�sofo, o impersonal,
       o espiritualista.
        * Jesucristo fue el primer comunista.
        * Es mejor creyente el qu es m�s cr�dulo.
       [...].

           Vamos a refutar de estos errores los que tienen mayor
       relaci�n con el tema de que trata este Folleto.

           Comencemos por el listado en primer lugar, demostrando
       que....
                               El Catolicismo no impone sus
                               dogmas a la fuerza.

           Gracias a la ignorancia religiosa tan general en
       M�xico [o en cualquier pa�s], los enemigos del Catolicismo
       hacen aceptar a no pocas personas la idea de que el
       Catolicismo impone sus dogmas a la fuerza y como el
       hombre, que es un ser racional, se resiste CON PLENA RAZON
       a aceptar imposiciones arbitrarias, esta idea esclavizante
       contribuye con no poca frecuencia a apartarnos de su
       Religi�n.
           Afirman los enemigos del Catolicismo que la Iglesia
       impone sus dogmas a la fuerza, porque dice a los fieles
       que si no aceptan sus ense�anzas ir�n al infierno y
       efectivamente as� es, pero al decir esto no est� dando las
       razones que hay para creer en dichas ense�anzas, sino
       simplemente constata el hecho de que quien niega las
       doctrinas cat�licas, ser� condenado al infierno, lo que no
       quiere decir que no existan y hasta en superabundancia las
       razones para creer en ellas.
           Quien conoce bien el Catolicismo sabe que �l no impone
       nada a la fuerza, puesto que nos da la raz�n de todo
       cuanto ense�a, imponer algo es exigirlo sin ninguna clase
       de explicaciones, pero cuando se explica el por qu� de
       ello no hay imposici�n.
           Para hacer ver esto con claridad valg�monos de un
       ejemplo:
           Prohibe un padre a su hija que se case con determinado
       sujeto. Si se limita a decirle: "No te casas con �l porque
       yo te lo prohibo", ciertamente que le est� imponiendo su
       voluntad a la fuerza; pero si el padre le dice v.g.:
       "hija, no debes casarte con este individuo por muchas
       razones; desde luego t� tienes 19 a�os y �l ya tiene 50,
       lo que ser� causa de que pronto sus gustos no concuerden,
       mientras t� estar�s todav�a deseando las diversiones, �l
       ya no tendr� voluntad alguna para divertirse; adem�s, a �l
       no le gusta trabajar y como no tiene ning�n capital, no
       podr� sostenerte y lo que es todav�a peor, mucho peor, se
       ha divorciado de una mujer con la que est� casado por la
       Iglesia y con la que tiene 5 hijos; t�, por lo tanto, no
       puedes casarte debidamente con �l, tan s�lo podr�as
       casarte por lo civil, casamiento que es NULO entre
       bautizados, por lo que vivir�s con �l en estado de
       adulterio, que es mucho peor que el de amasiato; no
       podr�s, por supuesto, acercarte a recibir la Sagrada
       Comuni�n, pues no encontrar�s ning�n Sacerdote que te d�
       la absoluci�n; si te casas con �l ser�s muy desgraciada".
           Si el padre habla a su hija en esta forma, s�lo un
       menguado podr� decir que les est� imponiendo su voluntad.
           Pues de igual manera el Catolicismo no impone sus
       dogmas a la fuerza porque no se limita a decir al fiel:
       "Si no crees �sto te vas al infierno", sino que le da las
       razones por las que debe creer en ello, le da las pruebas
       de la verdad de lo que tiene que aceptar, y el conjunto de
       estas razones y de estas pruebas forma precisamente una
       Ciencia que se llama la *Apoleg�tica*.


           Parecer�a que con lo dicho ser�a bastante para
       entender lo que es la Apolog�tica, pero como la
       experiencia ha descubierto cu�n dif�cil es que entiendan
       lo que es esta Ciencia, aquellos cuya inteligencia en
       cuesti�n de Religi�n ha sido atrofiada por la escuela
       laica, vamos a presentar algunas definiciones de ella con
       la experanza de que ayuden a entenderla.

           Los autores de Apolog�tica m�s conocidos en M�xico la
       definen en estos t�rminos:
           Apolog�tica es la Ciencia que demuestra la
       credibilidad de la Relgi�n Cat�lica. [No citamos los
       autores notados en el original].
           La Apolog�tica es la Ciencia que establece los
       fundamentos o pre�mbulos de la fe, demostrando que es
       perfectamente racional, leg�timo e indispensable el creer.
           La Apolog�tica es la justificaci�n y la defensa de la
       fe cat�lica.
           [...]: la Apolog�tica es la Ciencia de la
       justificaci�n de los t�tulos de la Iglesia Cat�lica a
       ense�ar y a dirigir las almas.
           Bien podemos decir que la Apolog�tica es la Ciencia de
       los porqu�s en cuesti�n de Religi�n, pues ella contesta
       todos los porqu�s que se han hecho, que se hacen o que se
       har�n al Catolicismo. Ella da raz�n de todo cuanto �ste
       ense�a.
           La palabra *Apolog�tica* viene de apolog�a que quiere
       decir defensa. La Apolog�tica pues, es la Ciencia de la
       defensa RACIONAL de la Religi�n Cat�lica. Decimos racional
       porque la defiende de acuerdo con la raz�n, no con el
       sentimiento, ni con la intuici�n, que no son facultades
       para descubrir la verdad, como falsamente lo pretenden los
       impersonales y los te�sofos, sino con la raz�n, que es la
       facultad que permite al hombre, que es un ser racional,
       reflexionando, descubrir la verdad. As� pues, podemos
       definirla as�:
           La apolog�tica es la Ciencia que defiende la Religi�n
       cat�lica DEMOSTRANDO: �sus fundamentos cient�ficos, �la
       verdad de sus doctrinas y �la falsedad de los ataques de
       sus enemigos.

                          El campo de la Apolog�tica.

       He aqu� los principales temas que trata la Apolog�tica:

        * Demuestra la existencia de Dios REMUNERADOR.
        * Demuestra la necesidad de la Religi�n.
        * Demuestra la necesidad de la Religi�n verdadera.
        * Establece de acuerdo con la raz�n, las cualidades que
         debe tener la Religi�n verdadera.
        * Prueba la falsedad de las religiones falsas poniendo en
         evidencia que no tienen ninguna de dichas cualidades.
        * Prueba que el Catolicismo es la Religi�n Verdadera,
         haciendo ver que �l s� tiene todas estas cualidades.
        * Nos da a conocer los fundamentos cient�ficos de la
         Religi�n Cat�lica.
        * Demuestra la verdad de todas las ense�anzas del
         Catolicismo.
        * Refuta las objeciones que al Catolicismo y a la Iglesia
         hacen sus enemigos.
        * Nos da a conocer la excelencia del Catolicismo sobre
         las dem�s religiones y en fin:
        * Nos da a conocer las requezas inestimables que �l nos
         proporciona.
       [...]
           Y no queremos terminar este art�culo sin llamar la
       atenci�n a que muchas veces la mejor manera de defender
       nuestra Religi�n, contra los ataques de sus enemigos, es
       el exponer claramente sus doctrinas, pues frecuentemente
       estos ataques se deben a un conocimiento equivocado de lo
       que ella ense�a, equivocaciones a las que suelen aferrarse
       tanto sus enemigos, que presenta grandes dificultades
       hacerles aceptar que la Iglesia ense�a lo que realmente
       ense�a, ejemplo entre tantos otros la frase "fuera de la
       Iglesia no hay salvaci�n", que mal interpretada por los
       ignorantes, realmente es condenada por la raz�n como
       injusta, pero que bien interpretada no puede ser m�s
       l�gica ni m�s leg�tima. Otro ejemplo la pretendida
       adoraci�n de las im�genes tan tra�da y llevada por los
       protestantes, los que por ning�n motivo quieren aceptar la
       diferencia que hay entre adorar y venerar, as� como que
       los cat�licos adoramos s�lo a Dios y veneramos las
       im�genes que lo representan, as� como las de la Virgen y
       los Santos.

                  Excelencia de la Apolog�tica

           Cualquiera persona que entienda lo que es la
       Apolog�tica, por poco que reflexione en ello, se dar�
       cuenta de la importancia tan grande, tan capital, que
       tiene para el cristiano conocer esta maravillosa Ciencia,
       pues el hombre que es un ser esencialmente racional se
       debe a s� mismo, a su naturaleza, a su dignidad, a su
       objeto, la obligaci�n de no aceptar sino aquello que es
       verdadero y para saber que lo es, necesita conocer las
       PRUEBAS completas de su verdad.

           Es contra la dignidad del hombre, insistimos,
       adherirse a una idea sin antes haber evidenciado su
       verdad, pues la esencia de un ser racional es discurrir,
       reflexionar, juzgar, distinguir entre lo verdadero y lo
       falso, de igual modo que la de un ser irracional es el no
       juzgar.

           La Apolog�tica, al presentarnos las pruebas de la
       verdad de nuestra Religi�n, las pruebas de que ella es la
       �nica Religi�n Verdadera, nos lleva a profesarla por
       CONVENCIMIENTO, a no ser simplemente de esos cat�licos
       sentimentales que conservan su Religi�n por rutina, porque
       en esa Religi�n nacieron, o porque es la Religi�n de sus
       padres, lo que f�cilmente se ve no es una buena raz�n para
       conservarse cat�licos, pues entonces habr�a que aceptar
       que los hijos de los protestantes deber�an seguir siendo
       protestantes; los de los paganos, paganos; los de herejes
       herejes; si sus padres as� lo fueron.

           La excelencia de la Apolog�tica consiste, pues, en
       llevarnos a ser cat�licos por convicci�n, a profesar
       TRIUNFALMENTE nuestra Religi�n, por estar plenamente
       convencidos de que el Catolicismo es la Religi�n
       Verdadera, de que es la RELIGION DE DIOS.

                 N.-S. Jesucristo Primer Apologista

           Y que nadie piense que es contra lo que ense�a nuestra
       Santa Religi�n, afirmar, como aqu� lo hacemos, que es el
       revesamiento total de la inteligencia del hombre adherirse
       ciegamente a algo, peor a�n, a lo incomprensible, como son
       los misterios del Catolicismo, sin antes haber evidenciado
       su realidad, pues nuestra Religi�n es esencialmente
       racional, y siempre lo ha sido, desde su nacimiento, ya
       que Nuestro Se�or Jesucristo fue el primer apologista,
       pues nada ense�aba sin presentar las pruebas de su verdad,
       sus motivos de credibilidad.

           En efecto: si al leer los Evangelios nos vamos fijando
       en ello, descubrimos c�mo Nuestro Se�or Jesucristo
       presentaba, y en superabundancia, las pruebas necesarias
       para que fueran aceptadas sus doctrinas.

           As�, como prueba de que El es el Mes�as, y por lo
       tanto de su autoridad para ense�ar, unas veces da el
       cumplimiento en El de las Profec�as Mesi�nicas: Las
       Escrituras que acab�is de o�r hoy se han cumplido: (Lc IV,
       19, 21; Mt XXVI, 54, 56); otras veces los milagros que
       hac�a: Las obras que Yo hago, dan testimonio en mi favor,
       de que me ha enviado el Padre (Jn V, 36); otras veces, en
       fin, la Santidad de su vida: �Qu�en de vosotros me
       convencer� de pecado? pues si os digo la verdad �por qu�
       no me cre�is? (Jn VII, 46).

           Para probar que tiene el poder de perdonar los
       pecados, cura al paral�tico (Mt IX, 2 y ss); para
       establecer su Presencia Real en la Sagrada Eucarist�a da
       como prueba de su poder divino, su pr�xima ascensi�n a los
       Cielos: �Pues qu� ser� si viereis al Hijo del Hombre subir
       a donde antes estaba? (Jn VI, 63).

           Y no p�cas veces las pruebas anteceden a la Doctrina.
       El primero presenta las pruebas y deja que sus Ap�stoles,
       que sus disc�pulos, raciocinando deduzcan de ellas la
       doctrina que quiere establecer.

           Un ejemplo entre otros de esto y por cierto
       precios�simo, lo tenemos en aquella ocasi�n en que San
       Juan Bautista, queriendo orillar a Nuestro Se�or
       Jesucristo a que de una vez se proclamara como el Mes�as
       esperado, manda a dos de sus disc�pulos a preguntarle
       "�Eres t� el Mes�as que ha de venir, o debemos esperar a
       otro?" pregunta a la que Nuestro Se�or Jesucristo no dio
       contestaci�n directa, sino que haciendo muchos milagros
       ante ellos prob� que era el Mes�as esperado dici�ndoles
       despu�s: Id y contad a Juan lo que hab�is o�do y visto;
       los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan
       limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, se
       anuncia el Evangelio a los pobres (Mt XI, 3-6), dando as�
       primero las pruebas y dejando que San Juan deduzca de
       ellas la doctrina.

           Y todos los Ap�stoles siguiendo el ejemplo de Nuestro
       Se�or Jesucristo, presentan racionalmente la Religi�n
       Cristiana y quieren que los fieles la profesen por
       convicci�n, as� el Ap�stol San Pedro los exhorta: "estad
       prontos siempre a dar satisfacci�n a cualquiera que os
       pida raz�n de la esperanza o religi�n en que viv�s" (1
       Pedro III, 15).

                                Necesidad de la Apolog�tica.

           Vemos pues que desde los tiempos Apost�licos se
       impon�a la necesidad de la Apolog�tica no solamente para
       defender la Religi�n, sino para que fuera aceptada
       racionalmente su Doctrina, y as� ha sido a trav�s de todos
       los siglos que ha recorrido triunfante la Iglesia de
       Cristo, habiendo producido sin cesar en todas las �pocas,
       notables fil�sofos, sabios insignes, y Santos admirables
       que han sido sus gloriosos apologistas.

           Y todav�a en M�xico, [y tambi�n en los EE-UU] en la
       �poca actual es m�s necesario, indispensable, el estudio
       de la Apolog�tica, porque la esuela laica al mismo tiempo
       que ignorantes en Religi�n, produce mentes rebeldes que no
       admiten sumisi�n sino para lo que va de acuerdo con su
       torcida raz�n.

           En efecto: la escuela laica no toma como base para
       formar a los alumnos, como deber�a ser, tanto la Religi�n
       como las ciencias Matem�ticas, sino solamente �stas.
       Apenas la raz�n del ni�o es capaz de comprenderla, se le
       ense�a la Aritm�tica razonada, despu�s las Matem�ticas,
       que demuestran todo cu�nto ense�an y se lleva as� al
       alumno a despreciar el principio de autoridad, a ver como
       degradante, como absurdo, aceptar una proposici�n por el
       testimonio de otro, aunque �ste sea el hombre m�s sabio
       del mundo. No concibe as� el educado en la escuela laica
       que nadie que se respete a s� mismo, que respete su propia
       dignidad, pueda aceptar como cierta, por ejemplo, la
       f�rmula del binomio de Newton simplemente porque as� la
       ense�� este gran sabio, pues requiere, para aceptarla, la
       demostraci�n de su verdad.

           Formadas as� las mentalidades, ignorantes por completo
       de la existencia de la Ciencia de la Apolog�tica,
       naturalmente rechazan la Religi�n que ven como una
       imposici�n arbitraria, pues la juzgan indemostrable.

           Y esta es indudablemente, si no la �nica, s� una de
       las causas principales por las que en M�xico los hombres
       son menos religiosos que las mujeres, pues �stas no son, o
       al menos no lo eran antes, formadas a base de Matem�ticas.
       Pero con demasiada frecuencia desgraciadamente podemos
       constatar cu�ntas de ellas pierdan la fe cuando siguen los
       estudios universitarios.

           Y a��dase a �sto la propaganda her�tica de todas
       clases que actualmente est� en auge en toda la Rep�blica,
       que nos llega con tan variados como enga�osos nombres,
       tales como:
       �los "evang�licos" nombre con que se disfrazan los
       protestantes �la Iglesia de Dios, �Los Rosa Cruces, �La
       Vida Impersonal, �La Ciencia Cristiana, �Los Testigos de
       Jehov�, �el Espiritualismo, �la Ciencia del Ser, �la
       Sociedad Altruista de los amigos del hombre, la Sociedad
       Cultural Navarte, �el Existencialismo, etc., etc., que no
       pocas veces se nos presentan pretendiendo, con toda
       falsedad, estar de acuerdo con la raz�n y se ver�
       claramente por qu� hay cat�licos que desertan de su
       Religi�n y la necesidad que hay, para evitarlo, de que no
       solamente conozcan su doctrina, sino las pruebas de la
       verdad de ella, es decir, de la Apolog�tica.

           Y nada como la Apolog�tica dignifica al cristiano,
       pues ella lo ense�a a ejercitar la raz�n, a reflexionar, a
       distinguir entre lo que debe y lo que no debe aceptar como
       cierto, en cualquier rama del saber humano y especialmente
       en cuesti�n de Religi�n. Ella lo aparta de creer en tantos
       falsos prodigios, en tantas falsas apariciones, en tantas
       revelaciones privadas y tantas supersticiones como
       propagan los que, ignorantes en esta Ciencia, creen que
       para ser creyente, hay que ser cr�dulo, que es mejor
       creyente el que es m�s cr�dulo, el que acepta con m�s
       facilidad, sin ninguna prueba cient�fica, las fantas�as,
       llam�smoslas as�, que propagan con un celo digno de mejor
       causa, las personas cr�dulas y a las que se aferran m�s
       firmemente y dan mayor importancia que a los maravillosos
       y cient�ficamente comprobados milagros de Nuestro Se�or
       Jesucristo y a los sagrados dogmas de nuestra santa
       Religi�n.

           El cat�lico instru�do en Apolog�tica es creyente, no
       cr�dulo. [...]

               Tres ejemplos de c�mo refuta la Apolog�tica
                  los ataques de sus enemigos

           No queremos terminar este Folleto sin presentar
       algunos ejemplos de c�mo refuta la Apolog�tica los ataques
       de sus enemigos. En las p�ginas anteriores ya refutamos la
       idea equivocada de que el Catolicismo impone sus dogmas a
       la fuerza. Vamos ahora a refutar los 3 errores siguentes:

       --Yo no admito el Catolicismo a causa de sus misterios.
       --La Ciencia y la Religi�n son incompatibles.
       --Yo no acepto la Infalibilidad del Papa.

                            Yo no admito el Catolicismo
                                 a causa de sus misterios

           Una de las razones, mejor dir�amos, pretextos, que
       alegan los que han sido formados en la escuela laica para
       haberse apartado del Catolicismo, es que �ste contiene
       misterios que son incomprensibles para el hombre y que su
       raz�n se resiste a aceptar lo que no comprende.

           F�cil es ver cu�n inconscientes est�n �stos tales
       acerca de sus conocimientios cient�ficos, pues �qu� acaso
       en las ciencias profanas no hay tambi�n misterios? Si
       pusieran en ello su atenci�n encontrar�an que hay
       misterios en cuanto nos rodea. Constatan los hombres de
       ciencia los fen�menos, establecen las leyes que los rigen,
       y las aprovechan en la pr�ctica, pero todos los m�s
       eminentes de ellos sean f�sicos, qu�micos, ge�logos, etc.,
       proclaman un�nimemente que ignoran el "por qu� explicador"
       de los fen�menos constatados.

           �Cu�l es la causa de que a cado grupo de �tomos
       correspondan tales o cuales propiedades y tales o cuales a
       otros? �Cu�les son las causas de la inercia de la materia
       inanimada y de los variados movimientos de la viviente?
       Todo eso es un misterio, as� como lo es �qu� es el tiempo?
       �qu� es el sue�o? �d�nde termina el espacio?

           Y encontramos el misterio a�n en donde menos era de
       esperar encontrarlo: �hasta en las Matem�ticas! Misterios
       son las ra�ces imaginarias; misterio es que sea imposible
       encontrar la raz�n exacta entre la circunferencia y el
       di�metro, o dicho de otro modo, la cuadratura del c�rculo;
       misterio es por qu� la no supresi�n oportuna de un factor
       com�n al resolver una ecuaci�n puede llevarnos a un
       absurdo, misterio es la ra�z cuadrada de una cantidad
       negativa.

           Y n�tese que mientras en el orden profano se embota la
       raz�n al encontrarse con uno de estos misterios, los del
       Catolicismo, por el contrario, como el de la Sant�sima
       Trinidad, el de la Encarnaci�n, el de la Redenci�n, y el
       de la Sagrada Eucarist�a, son LUZ PARA NUESTRA RAZON, pues
       ellos, que no son sino sombras para un pobre ne�fito
       recientemente bautizado, o para el cat�lico ignorante
       formado en la escuela laica, son susceptibles de ACLARARSE
       A NUESTROS OJOS CON RAYOS DE LUZ QUE NOS DESLUMBRAN SI
       SABEMOS ESTUDIARLOS SOBRIA Y PIADOSAMENTE, seg�n nos dice
       S. S. el Papa Le�n XIII en la Constituci�n "Dei Filius",
       hasta llegar a deslumbrar los ojos intelectuales de un
       Santo Tom�s de Aquino, de un Bossuet y de todas las almas
       contemplativas.

                              La Ciencia y la Religi�n
                                  no son incompatibles.

           Los enemigos de la Religi�n formados en la escuela
       laica, la combaten tambi�n bajo el punto de vista
       cient�fico, afirmando como Ren�n que la Ciencia y la
       Religi�n son incompatibles.

           Est�n completamente equivocados: no puede haber
       incompatibilidad entre la Ciencia profana y la Religi�n
       porque ambas ejercitan sus actividades en dos campos
       diferentes: aqu�lla en el material, �sta en el espiritual.

           Pero hay todav�a m�s: los que piensan como venimos
       diciendo, ignoran que la Doctrina Cat�lica misma es una
       Ciencia, pues como se establece en el Folleto E.V.C. No.
       15, "�Es la Doctrina Cat�lica una Ciencia?", ella tiene
       por fundamento tres principios evidentes, tres verdades
       racionales, a saber:
       *la existencia de Dios REMUNERADOR;
       *la Divinidad de Cristo y
       *la Autoridad Divina de la Iglesia,
       que l�gicamente se deducen de hechos cient�ficamente
       ciertos, y de estas 3 verdades l�gicamente se desprende
       toda la maravillosa Doctrina Cat�lica que, como toda
       verdadera Ciencia, tiene fines y aplicaciones pr�cticos,
       siendo los de la Doctrina Cat�lica los m�s maravillosos de
       todos: la salvaci�n del g�nero humano.

           Con cu�nta raz�n Santo Tom�s de Aquino, en el mero
       principio de su maravillosa Suma Teol�gica, discute la
       Doctrina Cat�lica bajo el punto de vista cient�fico y
       llega a esta conclusi�n irrefutable:

           "La Doctrina Sagrada es Ciencia que dimana de los
       principios de la Ciencia Superior que �nicamente pertenece
       a Dios y a los bienaventurados. --La Ciencia Sagrada es
       absolutamente la m�s noble de todas las ciencias. Como
       especulativa sobrepuja en mucho a todas las especulativas
       y como pr�ctica sobrepasa del mismo modo a las pr�ctics".

       NOTA: De los 432 sabios de primera l�nea que vio florecer
       el siglo XIX, m�s de la mitad eran cat�licos y tan s�lo 16
       eran incr�dulos. (Foll. E.V.C. 23, p�g. 24).

                   Yo no acepto la Infalibilidad del Papa

           Una de las principales ideas con que procuran los
       enemigos de la Religi�n Cat�lica alejar de ella a los
       fieles ignorantes, es presentarles como falso el dogma de
       la Infalibilidad del Papa, dici�ndoles que es de humanos
       errar y que siendo el Papa humano, forzosamente tiene que
       errar.
           Los hacen creer que esta infalibilidad consiste en que
       el Papa nunca puede pecar, en que nunca puede equivocarse
       cuando da su opini�n sobre cualquiera cosa que sea.
           Esto es un enga�o miserable. Desde luego la
       Infalibilidad no es lo mismo que la impecabilidad. El Papa
       puede pecar como cualquiera otro hombre y de cierto ha
       habido Papas, muy pocos por cierto, que no han llevado una
       vida tan santa como la que al Papa corresponde.
           Y el Papa puede equivocarse como cualquier hombre
       sabio hablando de cosas profanas, de ciencia, de arte,
       pues su infalibilidad consiste simplemente en que, por una
       asistencia muy especial del Esp�ritu Santo, no puede errar
       cuando: 1. �define alguna doctrina religiosa; 2. �hablando
       como Sucesor de San Pedro; 3. �dirigi�ndose a todo el
       pueblo cristiano y 4. �haciendo notar que la verdad
       definida forma parte de la Revelaci�n y que por los tanto
       quien no la acepta queda excomulgado.
           A los o�dos protestantes sonar� m�s claro decir que la
       Infalibilidad del Papa consiste en que no puede
       equivocarse al interpretar la Biblia. Eso es todo.
           El dogma de la Infalibilidad del Papa se funda, como
       en el Folleto E.V.C. No. 72 claramente se explica, en las
       propias palabras de Nuestro Se�or Jesucristo que promete a
       sus Ap�stoles estar con ellos hasta la consumaci�n de los
       siglos (Mt. XXVIII, 20) y que les dice: "Quien a vosotros
       oye a M� oye" (Lucas X, 16); si el Papa, que es la
       autoridad m�xima de la Religi�n de Cristo, se equivocara
       �podr�amos acaso o�r en �l la voz de Cristo?
           Y decimos que el Papa no se equivoca por una
       asistencia muy especial del Esp�ritu Santo, por una
       asistencia, es decir, no creemos que el Esp�ritu Santo le
       revele doctrinas nuevas, ni siquiera que lo *inspire*,
       sino simplemente que lo *asiste*.
           Cu�n racional y s�lida aparece ante nuestra
       inteligencia la Doctrina Cat�lica sobre la Infalibilidad
       del Papa cuando la comparamos con los absurdos tan grandes
       en que incurren los que no aceptan su Infalibilidad, para
       venir a aceptar la de un pastor protestante al interpretar
       la Biblia y peor, para aceptar como Revelaci�n Divina,
       nada menos que del Esp�ritu Santo lo que dice cualquier
       mujer leguleya, falta de ilustraci�n y hasta de mala
       conducta, como lo aceptan los espiritualistas; o las
       revelaciones de los pretendidos Mahatmas como lo aceptan
       los te�sofos, o del an�nimo autor de la Vida Impersonal.
           Muchos creen que la Infalibilidad del Papa consiste en
       que cualquier d�a, sin m�s refexi�n, sin ning�n estudio,
       sin consultar con nadie, simplemente por intuici�n, por
       una corazonada, hasta por un capricho, se le ocurre
       definir cualquier ense�anza religiosa y la define como
       dogma. Para que puedan darse cuenta de cu�n equivocados
       est�n los que piensan as�, reproducimos a continuaci�n,
       extractadas, las palabras que S.S. el Papa P�o XII
       pronunci�, el el Consistorio que celebr� el d�a 30 de
       octubre de 1951, en el Palacio Vaticano, en la Sala de las
       Bendiciones, donde hab�a convocado a 35 Cardenales y 485
       Arzobispos y Obispos para pedirles su consentimiento
       acerca de la definici�n del Dogma de la Asunci�n de la
       Sant�sima Virgen.

                                 Palabras de S. S. el Papa.

           "Comprender�is bien los motivos por los cuales os
       "hemos convocado a este Consistorio sacro:
       "Con la seguridad que el Divino Redentor ha transmitido al
       "Pr�ncipe de los Ap�stoles y a sus Sucesores, tenemos la
       "intenci�n de proclamar y definir que... la Iglesia cree y
       "honra lo que a trav�s de los siglos los Santos Padres,
       "Doctores y Te�logos han sostenido... que la Virgen Mar�a
       "y Madre de Dios subi� a la Gloria en alma y cuerpo. (1).

           "Antes de tomar esta decisi�n, cre�mos oportuno, como
       "es sabido, confiar el estudio del caso a los peritos;
       "ellos, por orden Nuestra, reunieron todas las peticiones
       "que llegaban a la Santa Sede respecto al asunto y las
       "examinaron con cuidadosa atenci�n...

           "Con una gran diligencia estudiaron todos los
       "testimonios, demostraciones y signos de la Fe com�n de la
       "Iglesia acerca de la asunci�n corp�rea de la Sant�sma
       "Virgen al cielo....

           "Enviamos adem�s cartas a todos los Obispos para
       "pedirles que nos manifestaran no s�lo sus propias
       "opiniones, sino tambi�n los pensamientos y deseos del
       "Clero y del Pueblo.

           "En un admirable y casi un�nime coro llegaron a Nos de
       "todas partes del mundo, las voces de los Pastores y
       "fieles que profesan la misma fe y piden lo mismo como un
       "alto deseo de todos. Decidimos entonces que no debe
       "permitirse ninguna demora para llegar a la definici�n del
       "dogma...

           "Es admirable entonces, que tal verdad firmemente
       "cre�da por los sagrados Pastores y el pueblo, ha sido
       "revelada por Dios y puede ser definida por nuestra
       "Suprema autoridad.

           "No sin la voluntad de la Divina Providencia este
       "afortunado suceso coincide con el a�o Santo que est�
       "terminando. A todos, especialmente a los que de todas las
       "partes del mundo han venido a esta amada Ciudad a
       "purificar sus almas... parece que la Sant�sima Virgen
       "Mar�a... extiende sus manos maternales exhort�ndolos a
       "ascender con valor... para que ... lleguen a gozar de las
       "bendiciones supremas en la tierra celestial..."
       __________
       Nota (1). Estas palabras de S. S. el Papa nos hacen ver
       cu�n errados est�n los que por ignorancia o mala fe
       pretenden que siempre hay cosas nuevas que creer en la
       Iglesia que el Papa al definir una verdad "inventa" un
       nuevo dogma, pues lo que en realidad hace S. S. el Papa en
       estos casos es precisar formalmente una Doctrina que la
       Iglesia a trav�s de los siglos siempre ha cr�do.

           Terminado el discurso, pregunt� el Romano Pont�fice:
       "�Os place Venerables hermanos, que proclamemos
       "solemnemente como un dogma revelado por Dios, la Asunci�n
       "corp�ria al cielo de la Sant�sima Viergen?"

           Uno por uno contestaron los Prelados: "Placet".

           "Nos satisface inmensamente, prosigui� el Papa, que
       "todos, casi con un solo pensamiento y una sola voz,
       "est�is de acuerdo con lo que tambi�n nos place a Nos,
       "porque este admirable consentimiento de Cardenales y
       "Obispos con el Pont�fice Romano demuestra a�n m�s
       "claramente lo que la Santa Iglesia cree, ense�a y desea
       "sobre este asunto".

           Y dos d�as despu�s, el d�a 1� de noviembre, una
       multitud que se calcula en 700,000 personas, que llenaba
       la Bas�lica de San Pedro de Roma, la Plaza de San Pedro y
       toda la V�a de la Consiliazione, pudo o�r, as� como el
       mundo entero, gracias a alto parlantes debidamente
       colocados y a las Transmisoras de Radio, el discurso de S.
       S. el Papa del que reproducimos estas palabras.

           "PRONUNCIAMOS, DECLARAMOS Y DEFINIMOS SER DOGMA DE
       "REVELACION DIVINA QUE LA INMACULADA MADRE DE DIOS,
       "SIEMPRE VIRGEN MARIA, CUMPLIDO EL CURSO DE SU VIDA
       "TERRENA, FUE ASUNTA EN CUERPO Y ALMA A LA GLORIA
       "CELESTE".

           De una manera tan clara las palabras anteriores de S.
       S. el Papa, expresan la manera tan racional, tan llena de
       respeto a toda la Grey cristiana con que ejercita su
       Infalibilidad, que s�lo quien est� cegado por un odio
       mortal a la Religi�n Cat�lica, s�lo quien est� en su error
       obsecado por el mismo diablo, podr�, por poca inteligencia
       que tenga, no llenarse de admiraci�n, de azoro, de
       estupor, ante semejante prodigio.

                                       Laus tibi Christi

            "INSTRUCCION RELIGIOSA Y EUCARISTIA"

       (Tirado del folleto E.V.C. #343, 8a edici�n 1991)

                                     LA RAZON Y LA FE.

           El hombre, como los animales, puede darse cuenta de la
       realidad de las cosas materiales por medio de los
       sentidos: ver, o�r, gustar, oler y tocar.
           El hombre, como el animal, si ve un r�o sabe que en �l
       hay agua; si oye el rugido de un le�n, sabe que hay uno en
       las cercan�as; oliendo distingue, como los animales, una
       cosa de otras, sabe por ejemplo, si un trozo de carne est�
       podrido o sano; por el sentido del gusto distingue la sal
       del az�car; por el tacto sabe si una cosa es lisa o
       �spera, etc., etc., por medio de los sentidos se relaciona
       con el mundo exterior.
           Pero el hombre se distingue de los animales, porque
       est� dotado de LA RAZON que es la facultad que le permite,
       REFLEXIONANDO sobre cosas que conoce, descubrir otras que
       le son desconocidas, que no le son reveladas por los
       sentidos, as� como dictaminar [juzgar] si alguna
       proposici�n es cierta o falsa.

           Ejemplos:

           Fue por la raz�n, que el hombre reflexionando sobre
       ciertas cosas que percib�a por el sentido de la vista,
       descubri� que la tierra era redonda.
           Ve el hombre que el sol gira alrededor de la Tierra
       pero, reflexionando, su raz�n descubri� que era ella la
       que giraba alrededor de s� misma.
           Descubre el juez qui�n es el culpable de un asesinato,
       aunque no hay visto al acusado cometerlo, reflexionando
       sobre las circunstancias que lo rodearon.
           As�, pues, el hombre reflexionando sobre los efectos,
       descubre las causas que los producen, pero no es infalible
       pues abundan los casos en que la raz�n humana falla.
       _____________
         Nota: "Si alguien dijera que Dios vivo y verdadero,
       Creador y Se�or Nuestro, no puede ser ciertamente conocido
       por la luz natural de la Raz�n, por medio de las cosas que
       han sido hechas, sea anatematizado" Concilio Vaticano I,
       Sesi�n 3a. Cap. I.
       _____________

                                         QUE ES LA FE

           Si hay grande ignorancia sobre lo que es la Raz�n,
       mucho m�s hay sobre lo que es la FE.
           Podemos distinguir dos clases de Fe: la Fe Natural y
       la Fe Sobrenatural o Teol�gica.
           La Fe Natural en sentido general, es creer en la
       palabra de otro.
           Poco necesitamos reflexionar, para darnos cuenta de la
       importancia de la fe natural en la vida del hombre, pues
       pocas cosas son las que descubrimos o sabemos por nosotros
       mismos, por lo que la inmensa cantidad de conocimientos
       que tenemos, se los debemos a la fe natural que tenemos a
       nuestro padres, maestros, pr�jimo, libros, revistas, etc.,
       etc.
           Esta Fe natural puede ser razonable o no; es
       razonable, cuando tenemos motivos bastantes, para estar
       ciertos de que el testimonio de otra persona est�
       respaldado por conocimientos bastantes, que no trata de
       enga�arnos, etc.
           Por el contrario no es razonable cuando creemos a la
       ligera lo dicho por otra persona que no sabemos ni qui�n
       es, de d�nde viene, qu� intereses la mueven, qu�
       intenciones trae, etc., etc.
           La Fe Teol�gica o sobrenatural, es la adhesi�n del
       intelecto bajo el influjo de la Gracia, a una verdad
       revelada no por la raz�n de su evidencia intr�nseca, sino
       bas�ndose en la autoridad de Dios.
           La Fe es la realidad anticipada de lo que esperamos;
       la bienaventuranza eterna, y la prueba demostrativa de lo
       que la mente no ve.
           Las verdades divinas, superando la limitaci�n de la
       capacidad del hombre, no pueden determinar el asentimiento
       del intelecto, es por esto que es necesaria la
       intervenci�n de la voluntad para mover el intelecto a
       adherirse a la verdad revelada, aunque incomprensible, en
       homenaje a Dios. Por lo tanto la Fe es un "obsequio de la
       raz�n", una sujeci�n libre del intelecto humano a la
       verdad revelada, y es por esto que es un acto meritorio.


       (Folleto E.V.C. #343, 8a edici�n 1991 por Pedro Sembrador)

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