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Lo que la ONU hizo y debe deshacer en Papúa Occidental [1]
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Date: 2023-01
Carta abierta al Secretario General de la ONU, António Guterres
Estimado António Guterres,
Usted ha dicho, con razón: "Estamos en una autopista hacia el infierno climático con el pie todavía en el acelerador". Para la mayoría de la gente se trata de algo evidente.
Lo que no es tan evidente es que el pie de la ONU ha sido uno de los más pesados desde hace más de seis décadas, debido a su papel en el genocidio encubierto de Papúa Occidental que tiene (o tenía) la tercera selva tropical más grande del mundo después del Amazonas y la RD del Congo.
Este hecho está directamente relacionado con el "infierno climático" producto de los claros vínculos entre ecocidio y genocidio, ambos crímenes contra la humanidad con su atroz “desprecio del derecho intrínseco a la existencia de sistemas de vida alternativos por parte del derecho internacional”, aunque el ecocidio no esté oficialmente reconocido como tal.
Usted conocerá la historia de la recolonización de Papúa Occidental, tan enrevesada que no resulta fácil encontrar un comienzo. Podríamos empezar por el (casi seguro) asesinato del segundo secretario general de la ONU, la abyecta preocupación de la ONU por su propia imagen en la Guerra Fría, los intereses geopolíticos-petroleros, la CIA, el M16 y hombres como Allen Dulles, presidentes y generales indonesios para quienes el asesinato y el genocidio son herramientas políticas, todos ellos enredados en tramas y subtramas.
Sin embargo, mi intención es recordarlo públicamente, porque muy pocos saben lo que ocurrió y está ocurriendo en Papúa Occidental y cuál es la responsabilidad de la ONU en ello. Es posible que algunas personas que lean mi carta se sumen para pedir a la ONU que rinda cuentas, y a usted, como su máximo responsable, le insten a corregir esta espantosa injusticia.
Todo empezó no mucho después de las gloriosas promesas de la Carta de la ONU (1945) con su Capítulo XI (Artículo 73) relativo a los territorios no autónomos; la Declaración Universal de los Derechos Humanos (ratificada en 1948); la Resolución 1514 (1960) sobre el fin del colonialismo; y el Comité Especial de Descolonitzación. En esos años, las dos grandes potencias de la ONU -Estados Unidos y la Unión Soviética- competían por ampliar su influencia en el mundo neocolonial y la ONU cedió ante las presiones. Sacrificar Papúa Occidental mediante unos pocos bolígrafos -ninguno en poder de ningún papú occidental- parecía ser la opción más sencilla. El resultado fue tan atroz que -para los papúes occidentales-, el documento de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio | OHCHR no merece ni tan siquiera el papel en el que está escrito, como explicaré a continuación. Usted habla, al referirse al cambio climático, de proteger a "los más vulnerables".
Entonces, por favor, haga precisamente eso, empezando por las personas que la ONU ha contribuido a empujar a esta categoría. Como jefe de las Naciones Unidas, es su deber reparar la injusticia cometida hace seis décadas, cuando lo que era conveniencia política para una institución internacional indiferente se convirtió, para el pueblo de Papúa Occidental, en una larga memoria passionis, su memoria de sufrimiento.
Papúa Occidental, la mitad occidental de la isla de Nueva Guinea, está habitada por pueblos melanesios (no asiáticos) desde hace más de 40.000 años. Hasta el siglo XVI vivían en pequeñas aldeas dispersas, lo que dio lugar a una extraordinaria diversidad etnolingüística con unas 428 lenguas regionales. Nueva Guinea fue bautizada así por los exploradores españoles en 1546 porque a alguien le recordó al país africano de Guinea, donde la isla de Bioko fue un importante puesto de comercio de esclavos. Como reflejo de su historia colonial, Papúa Occidental ha tenido muchos nombres y, en 2022, Indonesia aprobó una nueva ley que multiplicaba los nombres y la dividía en cinco provincias (es decir comandos militares). Los holandeses fueron los primeros en establecer una presencia colonial, pero después de 1660 concedieron a su estado vasallo, el sultanato de Tidore, la soberanía sobre Nueva Guinea, nunca reconocida por los indígenas -algunos de ellos fueron tomados como esclavos- hasta 1828 cuando reclamaron la mitad occidental de la isla, dividiéndola cartográficamente con una tosca línea norte-sur en el centro, cortando grupos tribales y sus hábitats: manglares, ríos, selva y montañas. Sin embargo, el control neerlandés seguía siendo mínimo: sólo cubría el 5% del territorio.
Cuando las Indias Orientales neerlandesas se convirtieron en la Indonesia independiente en 1949, los holandeses intentaron retener Papúa Occidental, afirmando que su población estaba separada y nunca formó parte de la antigua colonia. Nueva Guinea neerlandesa siguió siendo una colonia no autónoma, reconocida como tal por las Naciones Unidas. Papúa Occidental nunca formó parte de una nación llamada "Indonesia", nunca se unió a los indonesios en la lucha por la independencia y nunca acogió con satisfacción el proyecto indonesio de "liberarlos" del dominio holandés en 1961. Papúa Occidental reclamaba la autodeterminación.
Detrás de las maniobras diplomáticas estaba el petróleo. En 1930, la empresa Rockefeller había advertido el potencial de recursos del territorio y deseaba que los holandeses se marcharan. Pero la Netherlands New Guinea Petroleum Company (con un 60% de intereses estadounidenses) y la Royal Dutch Shell fracasaron deliberadamente en su intento de "encontrar" petróleo. No necesitaban encontrarlo. Sabían dónde estaba. Allen Dulles, jefe de la CIA durante la Guerra Fría, mantuvo el secreto durante casi tres décadas. Como informa Greg Poulgrain, había un plan: "Nos (beneficiaremos), tan pronto como Hollande esté fuera". De hecho, Poulgrain fue informado por "dos ex ministros de Asuntos Exteriores indonesios" de que el ejército indonesio recibió millones de dólares de una "fuente estadounidense" para su campaña contra los holandeses.
En el interín el pueblo de Papúa Occidental se organizaba. Entre 1959 y 1961, votaron directamente a los consejos regionales. En diciembre de 1961, crearon el Consejo de Nueva Guinea Occidental con una bandera y un himno nacionales, solicitando a todas las naciones que respetaran el derecho de autodeterminación del país. Fueron tan eficaces que, en nombre de la "liberación" de Papúa Occidental del dominio holandés, el presidente Sukarno envió tropas armadas para infiltrarse en el país. En agosto de 1962 y bajo la presión de Estados Unidos, Holanda e Indonesia firmaron el Acuerdo de Nueva York. En octubre los Países Bajos transfirieron su administración colonial a una Autoridad Ejecutiva Temporal de las Naciones Unidas (UNTEA).
[END]
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